“El nacimiento de Jesús nos muestra la humildad y la sencillez de Dios que se hace Niño para decirnos que no es la prepotencia ni la vanidad el camino de la felicidad humana. Un Niño que llega pobre a este mundo enseñándonos que la verdadera riqueza no está en el ambicionar, en el tener y aparentar, creyéndose más que los demás”, precisó.
“Un Niño Dios que viene a compartir su vida, a darla por los demás, que no se encerró en su divinidad, que no se ‘aisló’, sino que viene, nace, trae Vida plena, vuelve una vez más a llenar este mundo de justicia, de paz, de bondad, de ternura y de misericordia”.
Por último, monseñor Fernández pidió que esta Navidad “nos encuentre a todos con ese deseo y esas ansias de querer ser como Dios, es decir, hacernos niños capaces de dejarnos amar por Dios, y que tengamos el coraje de sentirnos hermanos que sabemos respetarnos, querernos, con la humildad de aprender de los demás, buscando entre todos la paz social; hacernos como el Niño Dios: cercanos, y caminar unidos, ayudando con la caridad de Dios a los más necesitados, y tratando a lo largo del año 2016 de que la Navidad no termine nunca”.+
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