El Cáucaso es una región natural situada en la zona lindera entre Europa del Este y Asia occidental, entre el mar Negro y el mar Caspio, que incluye a la propia cordillera del Cáucaso y las tierras bajas circundantes, con una longitud total de unos 1.200 kilómetros. En la región sur, llamada también Transcaucasia, coexisten tres estados independientes: Armenia, Azerbaiyán y Georgia. Esta subregión se suele incluir dentro del Medio Oriente.
El Santo Padre, explicó el purpurado, “va a los países caucásicos con gran humildad, tratando sobre todo de escuchar, de entender y, consecuentemente, de animar cada iniciativa de diálogo y apertura hacia el otro”.
A propósito de la situación en Nagorno Karabaj (región en disputa desde hace decenios entre Azerbaiyán y Armenia) a la que el Pontífice hizo referencia durante el viaje de regreso de Armenia, el cardenal Parolin recordó que “existe ya un instrumento internacional llamado Grupo de Minsk”, del que desea un lanzamiento de iniciativas diplomáticas para solucionar el conflicto.
Comentando la firma conjunta del documento programático de parte de Francisco y del patriarca armenio Karekin II, el secretario de Estado observó que, de tal forma, “se confirma que, a pesar de las persistentes divisiones entre cristianos, lo que une es mucho más que lo que divide y se reitera la importancia de desarrollar una profunda y más incisiva colaboración no solo en el campo teológico, sino también en la oración y en una cooperación activa local”.
La definición de “genocidio”, subrayada por el Papa durante el viaje a Armenia, recuerda Parolin, fue usada “para expresar su cercanía” a un pueblo herido pero, sobre todo, por el “profundo deseo que desde todas las partes, y por tanto también del lado de quienes han sufrido grandes injusticias en el pasado, se encaminen hacia una sincera apertura y haya voluntad de buscar, al menos gradualmente, perdón y reconciliación”.
Sobre la complicada situación actual en Oriente Medio, el purpurado lanzó un llamamiento a un esfuerzo de convivencia pacífica entre las comunidades religiosas, mientras que, en presencia de la persecución anticristiana en la región, “serán necesarios grandes gestos de generosidad de parte de la comunidad internacional, para restablecer lo antes posible la vida ordinaria en esas golpeadas tierras”.+
Publicar un comentario