Palabras de agradecimiento de monseñor Bokalic por la beatificación de Mama Antula
“A Dios, que es Padre Hijo y Espíritu Santo, a un Dios que es familia, quien ha visitado nuestra tierra y nuestro pueblo. Quien en su infinita sabiduría y misericordia nos regaló a Mama Antula como signo de su bondad, de su Providencia, de su predilección por los más pobres, humildes y sencillos. Ella fue un humilde instrumento de la gracia, del perdón, de una vida en las manos de Dios para hacer conocer ese infinito amor a todos”, destacó.
“A Su Santidad el papa Francisco, conocedor de la vida y la obra de Mama Antula, sabiendo de sus orígenes e inicio de la misión, quiso que sea beatificada aquí en su Santiago del Estero, su tierra; en aquellos tiempos, lugar desierto, árido, con un calor sofocante, viento caliente, polvo, y con un paisaje de cactus y motas amarillas”, sostuvo.
“Gracias Francisco por despertarnos para que miremos y conozcamos a Mama Antula, hija de estas tierras. Aquí, en su pago donde nació y creció, Mama Antula se dejó moldear por Dios como arcilla en las manos del alfarero. Gracias papa Francisco por su intuición, por su sabiduría, por su pasión evangelizadora, por hacernos descubrir nuestras raíces de fe cristiana”, agregó.
El prelado recordó a los santiagueños que la “beata Mama Antula es un regalo y una bendición para nuestra Iglesia” y consideró que este acontecimiento invita a “discernir el paso de Dios por nuestras tierras, a volver a descubrir nuestros orígenes, a hacer memoria de aquellos que lo dieron todo por el Reino. Entre ellos está hoy la beata Mama Antula”.
“Qué alegría saber que tenemos a Mama Antula junto a la multitud de santos que nos acompaña en nuestro peregrinar!, exclamó, y añadió: “Mama Antula fue una mujer laica, que encontró un lugar en la Iglesia”.
Tras hacer una semblanza de su vida, destacó que Mama Antula “no se sentó a esperar ni permitió que las dificultades la volvieran lenta y débil” y reivindicó su papel de mujer fuerte.
Monseñor Bokalic describió a Mama Antula como “madre compasiva y llena de misericordia. Madre que siente el abandono, la pobreza y miseria de sus hijos. Una Madre que abraza a sus hijos, abraza con la mirada, con su voz porque la madre… la madre es eso, brazos que abrazan hasta el fin de sus días”.
“Mirando a esta Beata de nuestra tierra, nos hace descubrir el rasgo materno de la Iglesia, que está llamada a invitar y buscar a todos, en especial a los más débiles y abandonados, aquellos que están en la periferia de la vida. Pidámosle que ilumine nuestros ojos, para que sepamos reconocer el rostro de Cristo en el rostro de toda persona humana. Con su ejemplo de humildad y de disponibilidad a la voluntad de Dios nos ayude a traducir nuestra fe en un anuncio del Evangelio alegre y sin fronteras”, concluyó.+
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