Mons. Marino invitó a celebrar el día del catequista
El prelado recordó el deseo del Papa Pío X de “comenzar en una edad bien temprana la catequesis preparatoria de los niños para recibir el sacramento de la Comunión” y destacó su interés de que la catequesis fuera “para todas las edades y condiciones sociales”.
“Quería que la instrucción catequética no se limitara sólo a los niños, sino que llegara a los adultos, lo mismo que a los jóvenes en las escuelas públicas y en las universidades. Es lo que planteaba en la encíclica ‘Acerbo nimis’ de 1905, donde se encuentran normas precisas al respecto”, mencionó Mons. Marino.
Asimismo, afirmó que los biógrafos de este Papa coinciden en destacar “su gran sencillez e inmensa bondad, su profunda sensibilidad hacia los pobres y los enfermos”. “Este pastor que supo ser fuerte en medio de adversidades y graves crisis doctrinales, a quien le correspondió gobernar en tiempos muy agitados, tenía al mismo tiempo un gran corazón lleno de misericordia”, aseguró.
Además, como todos los años, el prelado invitó a los catequistas a celebrar su día mediante un encuentro que se realizará el sábado 20, en el colegio Santa Cecilia, y que culminará con la celebración de la misa que presidirá por la tarde en la catedral.
“Pero en este Año de la Misericordia, la jornada anual se reviste de características especiales, pues será para ustedes el Jubileo de los Catequistas”, explicó y continuó: “Por esta razón, darán ante la Iglesia marplatense un hermoso testimonio de fe, pues se trasladarán en procesión hasta la catedral donde los recibiré al ingresar por la Puerta de la Misericordia para obtener el don de la indulgencia de este año jubilar”.
“¡Qué hermoso es experimentar la gran misericordia de Dios para con nosotros! Dejémonos conducir por la pedagogía de la Iglesia que nos recuerda la necesidad de una continua purificación espiritual si queremos alcanzar la perfección del amor que Cristo nos pide”, expresó.
Y aseveró que “las resistencias a la gracia que permanecen en nosotros, aun después de perdonado el pecado, deben ir desapareciendo”. “En esta tarea no estamos solos. No nos apoyamos sólo en nuestro esfuerzo virtuoso, sino que confiamos en el amor de Cristo y en la intercesión de la madre Iglesia”, añadió.
“Quien ha experimentado misericordia, más fácilmente se convierte en instrumento y testigo de la
misericordia de Dios ¡Y qué necesidad tiene este mundo de entender que nuestras vidas están envueltas en la gran misericordia del Padre!”.
También, manifestó que la especial invitación del papa Francisco a practicar las obras de misericordia corporales y espirituales “debe encontrar un eco particular en ustedes, al meditar una en particular: ‘enseñar al que no sabe’”.
“Ante la ignorancia religiosa de nuestro tiempo, que puede llegar hasta el analfabetismo cristiano, el oficio del catequista, ejercido con humildad y amor, debe resplandecer como un testimonio de gran misericordia. No lo duden: ser catequista es uno de los oficios de mayor trascendencia eclesial”, destacó.
Finalmente, el prelado concluyó su mensaje encomendando a los catequistas a la Madre de la misericordia.
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