Los prelados reconocieron el servicio “generoso, escondido y fecundo” que cotidianamente ofrecen los catequistas en la arquidiócesis, “sembrando la semilla de la Palabra con constancia y empeño”; y destacaron que con su labor responden a la invitación del Papa a “redescubrir” las obras espirituales de misericordia, que incluyen dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, actitudes permanentes en toda catequesis seriamente vivida, más aún en una Iglesia que quiere ser pobre y servidora de los pobres.
“El Año de la Misericordia -señalaron- está siendo una nueva oportunidad para volver a redescubrir la importancia y la centralidad del servicio de los y las catequistas de nuestras comunidades y la necesidad de ofrecerles a ellos espacios de formación inicial y permanente para poder vivir con alegría este servicio y cumplirlo con plena responsabilidad.”
Como despedida, los obispos desearon que este Año de Gracia les conceda un renovado entusiasmo y compromiso con la vocación, y pidieron al Señor la bendición a todos los catequistas.+
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