“Siento una mezcla de sensaciones. Es una alegría serena, no estoy exultante. Me da mucha alegría, la alegría que me transmite la gente. Tengo una mezcla de miedo, se me pone una cuestión de indignidad y me salen las preguntas: ¿cómo puede ser? ¿Por qué? ¿Qué quiere Dios? ¿Para qué puedo servirlo yo?”, subrayó.
El sacerdote dijo que anoche conversaba con el obispo de Gregorio de Laferrere, monseñor Gabriel Barba, sobre cómo llevar adelante el ministerio pastoral y él me respondió: “Yo todavía estoy aprendiendo”.
El obispo auxiliar preconizado afirmó que se le viene a la memoria el nombre de personas con las que ha camino la diócesis, y señaló que desde su ordenación presbiteral tiene como cuatro pilares sobre los que cimenta su ministerio: la oración, la opción por los pobres, el hacer sentir el amor por Jesús y su proyecto y la fraternidad con los demás sacerdotes.
Monseñor Miñarro enumeró cada una de las cosas que recibió como legado de los obispos que pasaron por Merlo-Moreno: de monseñor Fernando María Bargalló, “la corresponsabilidad”, de monseñor Jorge Casaretto “la firmeza” y de monseñor Fernando Maletti “su misericordia y su sencillez”.
“Tengo figuras ideales fuertes como monseñor Óscar Romero y monseñor Enrique Angelelli, son como horizontes inmensos”, concluyó.+
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