*Monseñor Antonio Marino (Mar del Plata): “Queridos diáconos: Quiero dejarles testimonio de la gran valoración y esperanza que la Iglesia tiene por el ministerio que ustedes ejercen”, manifestó el administrador diocesano de Mar del Plata. “En estos años espero haberles dicho con gestos sencillos más que con palabras mi aprecio personal. En nombre de la Iglesia diocesana les agradezco el servicio entusiasta y el amor que ponen en la tarea apostólica”, expresó.
*Monseñor Martín Fassi (San Isidro): “El papa Francisco nos diría que nosotros no hacemos un servicio, que lo ideal sería llegar a ser nosotros mismos servicio, que todo nuestro ser sea eso, y que esa sería nuestra más profunda alegría”, aseguró el obispo auxiliar de San Isidro. Por eso, “todo depende de cuál es el tesoro que nos motiva en nuestro corazón, porque uno atesora y valora lo que lleva en su corazón”, puntualizó e invitó a preguntarse “por nuestras motivaciones, la razón de nuestro servicio, cuál es nuestro verdadero tesoro, porque eso es lo que nos motiva a entregarnos”. El obispo saludó a los diáconos y los bendijo agradeciéndoles por el servicio que le hacen a la Iglesia y al mundo.
*Monseñor Fernando Maletti (Merlo-Moreno): “Agradezcamos a Dios por la diaconía existente en nuestra diócesis, un ministerio para disfrutar”, pidió monseñor Maletti y agregó: “Si bien no son la solución a la escasez de sacerdotes, debemos agradecer que su servicio se vea reflejado en la ayuda en la misa, en la caridad y compartiendo la Palabra”. “Dios ama al que da con generosidad y un diácono da con generosidad cuando vive su ministerio comunitariamente”, señaló y agradeció el “sí” de los diáconos. Finalmente, los exhortó “a que no tengan reparo en crecer como familia diaconal, en la doble sacramentalidad del matrimonio y el diaconado”.
*Monseñor Alfredo Zecca (Bolsena): “San Lorenzo como diácono, como servidor, tenía la obligación de atender a los pobres. Esta tarea, como la del servicio del altar, es la propia del diácono en todos los tiempos y cuando se le exigió que entregara al emperador el tesoro, es decir, el dinero que usaba para atender a los pobres, no solamente se negó a hacerlo sino que le presentó a los mismos pobres diciéndole ‘este es nuestro tesoro’”, recordó el arzobispo titular de Bolsena y administrador diocesano de Tucumán. “Con su testimonio -la palabra mártir significa precisamente ‘testigo’- nos dejó una hermosa enseñanza que debemos recoger: el servicio de los pobres por amor a Cristo”, señaló y pidió al Señor: “Concédenos amar lo que él amó y practicar lo que enseñó”. +
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