Mons. Canecín llamó a asumir el estilo de vida de Mons. Devoto, Apóstol de los Pobres
Concelebraron la Eucaristía sacerdotes del clero local, y en ese marco se presentó el Encuentro Nacional de las Cebs (Comunidades Eclesiales de Base) que se realizará próximamente en la diócesis.
“Hacer memoria del obispo Alberto Devoto, recordando su vida, su ministerio, su entrega y de las huellas que dejó en nuestra diócesis y en la vida de muchos de nosotros, estamos cumpliendo con la regla de oro de la Biblia”, aseguró monseñor Canecín.
El prelado afirmó que “las nuevas generaciones no lo conocieron personalmente”, por lo que invitó a conocer la vida del primer pastor diocesano a través del “testimonio de quienes vivieron muy cerca del padre Alberto (Devoto) y de los libros que hablan de él y conozcan los lugares que evocan su presencia”.
“Qué lindo es que aquellos que tuvieron la gracia de conocerlo guarden en la alforjas de sus memorias ese conocimiento”, manifestó, y les recordó que tienen “la hermosa tarea de darlo a conocer a quienes no lo conocieron personalmente, primero con sus testimonios de vida y luego con sus palabras”.
Monseñor Canecín pidió que “no quedarse en la admiración, sino asumir el estilo de vida” de monseñor Devoto y expresó: “Qué lindo es hacer memoria dentro del memorial de la pascua del Señor Jesús”.
En referencia al Evangelio del día, el obispo destacó que “la semilla no cayó al borde del camino, ni entre piedras ni espinas”, sino que “el corazón del obispo Alberto Devoto supo ser tierra fértil”, por eso “produjo frutos y, nosotros somos testigos, algunos contemporáneos de los frutos de él, otros testigos a través del testimonio de ustedes o de los libros y las obras”.
“Lo grande del padre Alberto Devoto, es que fue tierra fértil y Dios sembró la semilla, que no fue infecunda”, subrayó.
Recordó que “él llegó de otras culturas, se inculturó, y fue una bisagra muy importante en su historia, las inundaciones de 1966, donde el agua cuando crece saca a la luz, entre otras cosas, la pobreza, la miseria y otras cosas” y esa experiencia “lo marcó y le produjo una conversión honda y profunda”.
“Qué lindo es que hagamos memoria y nos contagiemos todos, empezando por mí”, exclamó, al señalar de qué modo “tengo la posibilidad de ofrecer la semilla eficaz del Evangelio y puedo ser tierra fértil”.
“Cada uno de nosotros estamos llamados a pasar por la vida dejando huellas profundas, pero poniendo nuestros pies en las huellas que dejó Jesús”, expresó.
Parafraseando al santo Cura Brochero, monseñor Canecín dijo que el primer obispo que tuvo la diócesis “supo 'pispear' las pisadas de Jesucristo, el Buen Pastor, del misionero y evangelizador por antonomasia que es Jesucristo”.
“Alberto Devoto supo poner en su corazón los sentimientos de Jesús, en su bocas las palabras al estilo de Jesucristo”, por eso “dejó huellas”, sostuvo, y reflexionó: “Sería poco y pobre que nos quedemos en una admiración, porque la admiración puede transformarse en una ideología”.
Luego de la misa, monseñor Canecin rezó un responso delante de la tumba de monseñor Devoto e invitó a los sacerdotes que concelebraron y a la comunidad a realizar un gesto de unidad a tomarse de las manos.
Informes: www.obispadodegoya.org.ar y prensaobispadodegoya@gmail.com.+
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