Mons. Conejero: “Necesitamos luz que ilumine la vida y paz que alegre el corazón”

Mons. Conejero: “Necesitamos luz que ilumine la vida y paz que alegre el corazón”

Formosa (AICA): El obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego, consideró que ante tantas situaciones que oprimen y entristecen es necesario “luz y paz; una luz, que ilumine la vida humana y disipe las tinieblas, y una paz, que alegre el corazón”. “Es tiempo de renovar nuestra vida interior y la Iglesia, la sociedad y la humanidad entera. Podríamos afirmar: es la hora y el tiempo de ser luz y de trabajar por la paz”, sostuvo en su editorial en el periódico Peregrinamos.
El obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego, afirmó que “es necesario y urgente renovar muchas situaciones actuales para salir del dominio de las tinieblas y de oscuridades, interiores y exteriores, que nos oprimen y entristecen”.

“No hay que ser un experto analista para percibir y sentir realidades, que parecieran que se multiplican y agigantan en el momento presente: mentiras, corrupción, atentados terroristas, violencia, drogadependencia y narcotráfico, indiferencia; y, a la vez, parecieran crecer también los fenómenos naturales destructores y devastadores: tifones, huracanes, deslaves, incendios que arrasan miles de hectáreas de hermosos bosques”, advirtió.

En su editorial en el periódico diocesano Peregrinamos, el prelado sostuvo: “Sin pretender asustar a nadie con visiones apocalípticas, éstos son hechos concretos que vivimos, realidades tenebrosas que nos envuelven y circundan. Necesitamos luz y paz; una luz, que ilumine la vida humana y disipe las tinieblas, y una paz, que alegre el corazón”.

El obispo formoseño recordó que “septiembre es el mes de la Palabra de Dios, de la lucha por la liberación de la creación, de la primavera, de los jóvenes, de la alegría y de la amistad; es, por tanto, el tiempo de renovar nuestra vida interior y la Iglesia, la sociedad y la humanidad entera. Podríamos afirmar: es la hora y el tiempo de ser luz y de trabajar por la paz.

“Jesucristo, nuestra Luz y nuestra Paz, el Amigo eternamente Joven, y el Espíritu Santo, que recrea y renueva todas las cosas, nos hagan ser hijos de la luz y trabajadores de la paz para que así se cumpla felizmente el designio de Dios Padre: vivir por siempre en el amor”, concluyó.+

Texto completo del editorial

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