Madre Catalina: La mujer que dio voz a otras y que ahora será beata

Córdoba (AICA): “Buscando dejar el mundo mejor de lo que lo encontró, la Madre Catalina hizo visible lo que incomodaba y entregó su propia vida detrás de su ideal”, afirmó la hermana Silvia Somaré en una entrevista. La Madre Catalina de María Rodríguez será la primera latina elevada al altar que fue madre de familia. Será beatificada en Córdoba el próximo 25 de noviembre.
El 25 de noviembre se celebrará en Córdoba la beatificación de la Madre Catalina de María Rodríguez, fundadora de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús. En una entrevista con la Voz del Interior, la hermana Silvia Somaré habló sobre la figura de la Madre Catalina, una mujer “que dio voz a otras” y que “se involucró con su tiempo”, persiguiendo el ideal de servir a Dios.

-¿Cuál es el mensaje para los argentinos de este tiempo, la beatificación de una mujer que vivió dos siglos atrás?
-La beatificación de Catalina, si bien es un reconocimiento de la Iglesia hacia la vida de bien que llevó esta mujer, no es un trofeo o un signo de superioridad. Es la figura de una persona que se pone como modelo por imitar, lo mismo que hace, por ejemplo, la historia con los próceres. En la Iglesia, además de ejemplo, se la considera mediadora ante Dios.

El gran mensaje de esta beatificación para la sociedad es rescatar figuras como Catalina de María que, buscando dejar el mundo mejor de lo que lo encontró, hizo visible lo que incomodaba y entregó su propia vida detrás de su ideal. Fue una mujer que dio voz a otras y que golpeó puertas sin temer a los portazos, sin usar una actitud de competencia con el varón, sino de complemento. Se involucró con su tiempo y con su fe aportando ideas superadoras, generando encuentros y tendiendo puentes.

-Perdón, pero ¿está segura de que fue así? Seguramente no era fácil para una mujer, en ese tiempo, ser tan rebelde.
-Más que de rebeldías de la Madre Catalina me gusta hablar de transgresiones, de visiones amplias y atemporales. Y antes de describirlas, es importante aclarar el porqué y el por quién de estas “rebeldías”. No lo hizo por el nombre de una calle o un monumento, por su propio ego o para demostrar su poder. Lo hizo tras de su ideal que era servir a Dios y, en Él, al prójimo más herido. De ese modo la rebeldía cobra otro color y es la que perdura en el tiempo y es permeable a todos. También para comprenderla hay que considerar el rol puertas adentro que jugaba la mujer sin tener acceso a la educación formal, como así tampoco al diálogo con autoridades o a opinar en público.

-¿Era una monja “atrevida”?
-No. Pero sí podemos decir que Catalina cometió muchas acciones llevada por lo que sería un “más vale pedir perdón que pedir permiso”. Como que se lanzó conscientemente, no de un modo atropellado, pero saliéndose del molde.

Era una mujer decidida. Ante la dificultad para concretar la fundación de la Congregación, su director espiritual le dijo que intentara entrar en un convento de clausura. Hay que recordar que esto ocurría en una época patriarcal y clericalista, en la que la opinión del confesor era prácticamente la “voluntad de Dios”. Catalina rechazó la propuesta con el argumento de que no tenía espíritu para esos conventos.

-Y así nacieron “las Esclavas”…
-La fundación de las hermanas Esclavas se da en una época en que, en nuestro país y alrededores, la vida religiosa femenina era puertas adentro. Y Catalina plantea una congregación apostólica, en la calle, y así surge la primera congregación de este tipo en el país. Quizás la más resonante de las “rebeldías” es su idea fundacional: formar “una comunidad de señoras al servicio de las mujeres”, para enseñarles, protegerlas porque le daban pena los peligros en que estaban. Nada especial si lo leemos literalmente, pero particularísimo cuando se advierte que cuando Catalina decía “mujeres”, se refería a las mulatas, a las prostitutas, a las esclavas, a las sirvientas, todas las que en esa época eran consideradas lo menos valioso o inexistente de la sociedad. “Señoras” eran las solteras o casadas que, por apellido, abolengo, marido o fortuna se destacaban como lo superior del género femenino. Catalina da vuelta el paradigma ya que hasta entonces las “mujeres” servían a las señoras y Catalina propone que sea al revés.

Primera latina elevada al altar que fue madre de familia
“Catalina fue laica durante 48 años. En ese tiempo se casó con un viudo que ya tenía dos hijos y tuvo una hija que se le murió al nacer. Fue una buena esposa quien, al morir su marido, dijo: ‘Murió el ser que yo más amaba después de Dios’. Crió como propios a sus hijastros quienes desearon siempre estar a su lado después de la muerte del padre. Por eso, Catalina será también la primera beata latinoamericana que fue madre de familia”, concluyó la nota. (Ver entrevista completa). +

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