Mons. Conejero: Transformemos el mundo por la misión evangelizadora
Los designios de Dios son por siempre admirables e inconmensurables. La misión tiene su origen en el corazón misericordioso del Padre Dios que, movido por amor a los hombres, envía a su Hijo, Jesucristo, al mundo para salvarnos del pecado y de la muerte, hacernos partícipes de su Vida, de su misma naturaleza divina, y a invitarnos a gozar de su presencia y comunión por toda la eternidad, subrayó.
En su editorial en el periódico diocesano Peregrinamos, el prelado destacó que el Misionero por antonomasia, el primero y más grande de todos, es Jesucristo, quien realizó y llevó a cabo, por su Encarnación, Pasión, Muerte y Resurrección, la misión encomendada por el Padre y junto con Él, el Espíritu Santo, a quien consideró el agente principal de la acción evangelizadora de la Iglesia, quien inspira y anima, en el corazón de los discípulos del Maestro, la alegría y el gozo, la audacia y valentía de anunciar y proclamar el Evangelio, que es Jesús mismo.
Asimismo, estimó que existe una necesidad muy grande, como personas y como pueblo, de ser transformados y renovados a fin de vivir y hacer siempre la voluntad de Dios! No falta tampoco, por parte de la Iglesia y del papa Francisco, una llamada especial a los jóvenes, esperanza de la misión.
Las perspectivas para este nuevo y oportuno Octubre Misionero 2017, manos a la obra: ¡Transformemos el mundo por la misión evangelizadora!, alentó, y recordó: La tarea es de todos, cada uno conforme a la vocación y dones recibidos.
La vida y el testimonio de los grandes santos, cuyas fiestas y memorias celebraremos este mes: Teresa del Niño Jesús, Francisco de Asís, el papa Juan XXIII, Teresa de Jesús, Ignacio de Antioquia, Lucas, evangelista, el papa Juan Pablo II, Antonio María Claret, y Simón y Judas, apóstoles, nos animen; porque, como afirmó muy bien el beato José Allamano, fundador de los misioneros y misioneras de la Consolata: Primero santos, después misioneros, concluyó.+
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