Inspirados por el llamado, consolidando vínculos institucionales, eclesiales, ecuménicos y sociales, invitamos a conformar una Red Panamericana, para que acoja cada realidad nacional, en la protección de la vida, familia, persona, libertad religiosa, democracia, Derechos Humanos y medio ambiente, mediante una agenda común, liderando estrategias a corto, mediano y largo plazo, se lee en el documento final.
El Encuentro de agentes de pastoral de la vida, a 50 años de la promulgación de la encíclica Humane vitae, buscó replantear los nuevos desafíos que la Pastoral de la Vida enfrenta en nuestra época y favorecer la comunión de las conferencias episcopales con los grupos pro-vida.
Se debatió sobre el concepto de persona, vida y familia como un desafío para la cultura actual, también se reflexionó sobre las políticas públicas a favor de la vida y la familia, como así también las estrategias para el uso y manejo adecuado de los medios de comunicación en apoyo a una cultura de la vida
El Encuentro concluyó con la lectura de un mensaje final de los participantes en los que comprometen en el espíritu de Evangelii gaudium y Amoris laetitia, con nuestro testimonio y trabajo para la proclamación del Evangelio de la Vida.
El texto advierte sobre los profundos cambios en el estado de derecho, en la tradición jurídica de nuestras naciones, que originan efectos legales contra la vida, la familia, la libertad religiosa y la objeción de conciencia, en el continente, producto de una agenda de minorías ideologizadas, con poder económico, con un eje conceptual (la ideología de género) y un eje operativo (los derechos sexuales y reproductivos), cuyo conjunto fractura la persona humana y todas sus dimensiones relacionales: matrimonio, familia, culturas y tradiciones, la libertad de expresión, religiosa y la patria potestad.
Ante este escenario, los agentes de la pastoral de la vida indican que la Iglesia Latinoamericana y El Caribe en su responsabilidad pastoral por el bien fundamental de la vida, no puede permanecer ajena e insensible ante esta cruda realidad.
Mensaje final
Desde el Departamento de Familia, Vida y Juventud del Consejo Episcopal Latinoamericano. CELAM, participamos en el Encuentro Latinoamericano y El Caribe de agentes de pastoral de la Vida, del 20 al 24 de noviembre de 2017, celebramos con alegría la proximidad de los 50 años de la carta encíclica Humanae Vitae, se describió con precisión inquietante y profética las realidades que vivimos en nuestro tiempo, algunas de las cuales han herido a la persona humana, a la procreación y a la vida. Esto nos anima en el espíritu de Evangelii Gaudium y Amoris Laetitia a comprometernos con nuestro testimonio y trabajo para la proclamación del Evangelio de la Vida.
Una agenda de minorías ideologizadas, con poder económico, con un eje conceptual (la ideología de género) y un eje operativo (los derechos sexuales y reproductivos), cuyo conjunto fractura la persona humana y todas sus dimensiones relacionales: matrimonio, familia, reflejados en la sociedad, viéndose lastimadas las culturas y sus tradiciones, la libertad de expresión, religiosa y la patria potestad. Produciendo profundos cambios en el estado de derecho, en la tradición jurídica de nuestras distintas naciones, originando efectos legales contra la vida, la familia la libertad religiosa y objeción de conciencia.
Es un momento histórico, y ante este escenario, la Iglesia Latinoamericana y El Caribe en su responsabilidad pastoral por el bien fundamental de la vida, no puede permanecer ajena e insensible ante esta cruda realidad, que bien mencionaba su Santidad el papa Francisco en su homilía en Bogotá el pasado 8 de septiembre Las tinieblas del irrespeto por la vida humana que siega a diario la existencia de tantos inocentes, cuya sangre clama al cielo, es un llamado apremiante a la Iglesia y a la Sociedad a instaurar la cultura de la vida frente a la anti cultura de la muerte. La Iglesia se siente llamada a anunciar a las personas de todos los tiempos ese evangelio. el evangelio del amor de Dios al varón y a la mujer, el Evangelio de la dignidad de la persona y el Evangelio de la vida son un único e indivisible Evangelio (EV 2). Sin la vida, ningún otro derecho es posible.
Ante la amplia mayoría de personas, muchos de ellos católicos, que permanecen impasibles y en algunos casos silenciosos o silenciados, es hora de despertar como aconseja el apóstol Pablo (cfr. Rom 13,11) El Señor cuando pregunta a Caín ¿Qué has hecho? (cfr. Gn 4, 10), se dirige al hombre de hoy, particularmente a nosotros, ante un cambio real de la cultura. Asumimos como una tarea urgente un liderazgo responsable y activo. Estamos seguros que la fuerza y la gracia de nuestro Dios nos harán ser discípulos misioneros de la Familia de Nazaret.
Inspirados por el llamado, consolidando vínculos institucionales, eclesiales, ecuménicos y sociales, invitamos a conformar una Red Panamericana, para que acoja cada realidad nacional, en la protección de la vida, familia, persona, libertad religiosa, democracia, Derechos Humanos y medio ambiente, mediante una agenda común, liderando estrategias a corto, mediano y largo plazo.
Es nuestro deseo que siguiendo el ejemplo de tantas Conferencias Episcopales que han conformado la Comisión Episcopal de Vida, alentamos a que tengan un lugar especial para desarrollar la tarea no solo de acompañamiento pastoral, sino de liderazgo en análisis de la realidad de las naciones, asesoradas por expertos de las diferentes disciplinas, fortaleciéndose con comités de bioética con enfoque personalista, a partir de experiencias y espacios de formación de laicos, sacerdotes y seminaristas. Al mismo tiempo, invitamos a promover la acogida a mujeres embarazadas en dificultad y realizar un acompañamiento misericordioso a aquellas personas que han sufrido un aborto.
Se resalta la importancia de los medios de comunicación como mecanismo que nos permita reflejar las diversas iniciativas de la pastoral de la vida, profesionalizando el uso de las nuevas tecnologías y la comunicación social para un efectivo ejercicio de difusión del Evangelio de la Vida en el complejo y diverso mundo de hoy, disponiendo recursos que permitan lograr estos objetivos. Todo ello, para la unidad de criterios, la articulación de experiencias dentro y fuera de la Iglesia, grupos y movimientos eclesiales, sociales, ya sean ecuménicos, políticos, parlamentarios, etc... Unificar propósitos en un movimiento en favor de la defensa de la vida, la familia y la libertad religiosa. Debemos hacer transversales los contenidos al resto de las pastorales, especialmente aquellas que son afines y complementarias (familiar, educativa, salud, social, cultura, juvenil) y potenciar nuestra educación católica en bioética personalista, teología moral con este enfoque (vida, familia y libertad religiosa), en colegios, universidades y seminarios.
Y percibí la voz del Señor que decía: «¿A quién enviaré? ¿y quién irá de parte nuestra»? Dije: «Heme aquí: envíame.» Isaías 6, 8. +
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