Antes de la misa, monseñor Arancedo expresó su dolor por lo ocurrido, que calificó como lamentable. “Uno se pregunta cómo pasan estas cosas, en una iglesia abierta, tradicional, con mucha fe de su pueblo”, manifestó el arzobispo, y agregó que “el que hizo esto es también un hijo de Dios, un hermano nuestro, pero la pregunta es por qué se llega a esto”.
“Llama la atención que fueron por algo estrictamente religioso, porque había otras cosas de valor”, continuó monseñor Arancedo, y cuestionó la finalidad de estos actos delictivos, si se relaciona con un tema de cultos o si pensaron que había dinero.
El prelado invitó a los responsables a “que se acerque, que trate de reconciliar su vida con Dios y con su conciencia y qué bueno sería recuperar lo que se llevaron".
En comunicación con AICA, el párroco de Nuestra Señora de la Merced, presbítero Adalberto Lovato, manifestó “mucho dolor por lo ocurrido”, y narró los hechos en primera persona: “Fue el lunes, entre las diez y las tres de la tarde. La iglesia estaba abierta, como siempre, y yo estaba en otro pueblo, celebrando las fiestas patronales. Recibí un llamado y cuando llegué me encontré con el robo del sagrario y lo que contenía: el copón con las hostias consagradas”.
Ante ese escenario, el padre Lovato se puso en comunicación con el obispo e hicieron la denuncia. La policía comenzó la investigación a través de los registros de las cámaras de seguridad, en busca de algún rastro. Aún no se identificó a los autores de los hechos.
Ayer, miércoles 17, la comunidad se reunió en desagravio por lo sucedido, y se realizó en Nuestra Señora de la Merced una Hora Santa, con adoración al Santísimo Sacramento de la Eucaristía, que comenzó a las 18. Finalizada la hora de adoración, monseñor José María Arancedo presidió la misa de desagravio, a la que acudió gente de la comunidad de Monte Vera y de ciudades cercanas que manifestaron su adhesión a la parroquia.
La consecuencia positiva, señaló el padre Lovato, “es valorar el amor y respeto que la comunidad, e incluso los medios de comunicación, tienen por Jesús Eucaristía”. Lo sucedido “afectó al corazón de la comunidad”, y fue mucha la gente que se hizo presente, envió mensajes y expresó su apoyo, afirmó.
Lo más alarmante, destacó, es que estos acontecimientos reflejan “la situación de inseguridad constante, y de atropello a la religión católica que se está manifestando no sólo aquí, sino en todo el mundo”.+
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