El arzobispo se refirió también a la importancia de la fe que “nos abre hacia la esperanza”. “Por la fe y la esperanza nosotros abrimos la mente y el corazón hacia realidades sublimes, hacia las que nos encaminamos, a las que esperamos”, añadió, y pidió “una confianza ilimitada hacia Dios, una esperanza de alcanzar los bienes que Él nos promete”.
Además, señaló que en el Evangelio “encontramos noticias consoladoras, alentadoras, empezando por lo que nos dice: No temas pequeño rebaño”. “No tengan miedo, aunque sean pequeños, aunque se sientan como una realidad insignificante en el mundo. Dios quiere darles el reino, Dios quiere regalarles sus dones”, aseguró.
Monseñor Ñáñez también reflexionó sobre la actitud de espera y vigilancia que menciona el Evangelio, y advirtió que se trata de una actitud serena y alegre, no miedosa ni ansiosa. La razón de esta espera, afirmó, reside en que lo que se espera es un tesoro. “Qué lindo entonces si en la vida de un creyente, en la vida de un discípulo de Jesús, en nuestra vida, Jesús es nuestro tesoro. Porque ahí va a estar nuestro corazón”. “Por eso el mensaje del Evangelio es consolador, es reconfortante”, reflexionó.
En otro pasaje del Evangelio, “Dios Nuestro Señor se hace servidor del hombre. Éste es uno de los mensajes fundamentales de nuestra fe”, destacó el prelado, “a veces a nosotros nos cuesta aceptar que Dios quiere tener esta actitud para con nosotros. Nos cuesta dejarnos querer por Dios, nos cuesta dejarnos servir por Él”, agregó, y aseguró que “Dios quiere servirnos”, y “nos llama a todos”.
Para finalizar, el arzobispo de Córdoba recordó que “nosotros vamos caminando en medio de dificultades, pero tenemos un adelanto, la Eucaristía”, y que “podemos pedir a la Virgen que nos ayude también a que nosotros tengamos nuestro corazón puesto en Jesús. “Jesús está también en los hermanos, entonces nos encontramos con Jesús en su Palabra, en su Eucaristía, en nuestros hermanos. En Jesús está nuestro tesoro”, concluyó.+
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