“Ustedes tocan con la mano la carne de la Iglesia, el esplendor del amor que la hace gloriosa, pero también las llagas y las heridas que la hacen mendigar de perdón”, les dijo. “Con genuino sentido eclesial y humilde búsqueda del conocimiento de los diversos problemas y temáticas, hacen a la Iglesia y al mundo presenten en el corazón del Papa”.
Servir con sacrificio como humildes enviados
Francisco recordó que en su misión están llamados a “llevar a cada uno la caridad premurosa de quien representáis, siendo así aquellos que sostienen y tutelan, que está preparado para sonreís y no solo para ir con prisas, que está disponible para escuchar antes de decidir, para dar el primer paso en eliminar tensiones y favorecer la comprensión y la reconciliación”.
En definitiva, “sin humildad ningún servicio es posible y fecundo”, subrayó. La humildad del nuncio “pasa por la actitud serena de estar donde el Papa ha querido que vayáis y no con el corazón distraído en la espera del próximo destino”. “Estar allí con el corazón y la mente sin división; deshacer el equipaje para compartir las riquezas que se llevan con sí, pero también para recibid cuanto no sea posible todavía”.
El Pontífice también dijo que “observar, analizar y referir son verbos esenciales pero no suficientes en la vida de un nuncio”. “Encontrar, escuchar, dialogar, compartir, proponer y trabajar juntos” también son fundamentales.
También advirtió de que “no basta con apuntar con el dedo o agredir a quien no piensa como nosotros”, “este no puede ser el método de la Iglesia”.
Acompañar a las iglesias con corazón de Pastores
“La multiplicidad y complejidad de los problemas que hay que afrontar en el día a día no les debe distraer del corazón de vuestra misión apostólica, que consiste en acompañar a las Iglesias con la mirada del Papa, que no es otra que la de Cristo, Buen Pastor”.
El Papa les pidió ser una “Iglesia en salida” y un “hospital de campaña”. “Las personas tienen necesidad de ser acompañadas”, por lo que les invitó a “afrontar los desafíos y encontrar las soluciones que no están en los manuales, pero son fruto del discernimiento paciente y sufriente”.
También solicitó que animen a los sacerdotes y los ayuden en la fe y expresó su preocupación sobre la elección de futuros obispos, que deben ser “testimonios del Resucitado y no meros portadores de curriculum”. “Obispos orantes, familiarizados con las cosas de lo ‘alto’; obispos capaces de entrar ‘en paciencia’ en la presencia de Dios, así como que posean la libertad de no traicionar el Kerygma que ha ellos se les ha confiado”. En definitiva, “obispos pastores y no príncipes ni funcionarios”.
Acompañar a los pueblos
En el último punto el Papa les recordó que que están llamados a un estilo de vida “que permita apreciar también las situaciones de rutina, de acoger los cambios que se produzcan, de valuar las novedades y saberlas interpretar con medidas y sugerir acciones concretas”.
Francisco alertó contra el riesgo de “proponer una visión personal que a menudo reina frente a la realidad de la Iglesia local, del país o de la comunidad internacional” y pidió una “unidad interior y sentido de profunda paz y fecundidad”.
Por último, los exhortó a actuar con el espíritu de Dios, un espíritu “de fuerza, de caridad y de prudencia”. “Actuad con este espíritu e id: abrid puertas, construid puentes, tejed lazos, mantened amistades, promoved la unidad”.+
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