La representación de la Virgen que desde hoy podrá ser venerada en los Jardines Vaticanos, narra el descubrimiento en 1717, por parte de tres pescadores, de la imagen original en las aguas del río Paraíba do Sul, devoción que pronto comenzó a ser conocida por el testimonio de personas que se acercaban a rezarle, y aseguraban que sus pedidos habían sido cumplidos. De esa manera, se difundió en todo Brasil.
Durante la visita del papa Francisco a Brasil, con motivo de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, el pontífice celebró una misa en el santuario de Aparecida y consagró el país a Nuestra Señora, anticipando su posible regreso a Brasil en 2017, para celebrar diez años desde la quinta conferencia general de los episcopados de América Latina y del Caribe. Esta mañana, durante la bendición, el Papa dijo que no sabe si será posible una nueva visita a Brasil, pero que ahora tiene una imagen de Nuestra Señora de Aparecida en el Vaticano.
El Papa invitó a los presentes a rezar para que Nuestra Señora de Aparecida siga custodiando “a todo el pueblo brasileño, en este momento triste”, y pidió su protección “a los más pobres, a los descartados, a los ancianos abandonados, a los niños de la calle; que custodie a los descartados y puestos en manos de los explotadores de todo tipo; que salve a su pueblo con la justicia social y con el amor de Jesucristo, su Hijo”.
“Pidamos, con amor, por todo el pueblo brasileño, que ella, la Madre, bendiga. La encontraron unos pobres trabajadores; que hoy la encuentren todos, de forma especial los que necesitan trabajo, educación, los que están privados de la dignidad”, concluyó el Santo Padre. Los presentes rezaron luego un Ave María y entonaron el canto de Aparecida. Para finalizar, Francisco impartió su bendición.
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