“Anunciar la Buena Nueva y dar testimonio de Ella”, pidió el Papa pide a los Clérigos Marianos
“Los horizontes de la evangelización y la urgente necesidad de testimoniar el mensaje evangélico a todos, sin distinciones, constituyen un vasto campo de su apostolado”, señaló el papa Francisco.
El pontífice les advirtió que cuando haya que actualizar las Constituciones de una congregación religiosa, no se puede avanzar sin tener “memoria del pasado” y de “la historia de los fundadores”. Para avanzar sirve también “la memoria de los pecados de la Congregación”. Pero el Papa los alentó a ser fieles al carisma del fundador y también estar “abiertos a las nuevas necesidades de la gente”.
“No somos príncipes, les advirtió Francisco, “somos gente sencilla y nos acercamos con simplicidad a la gente, a los simples, a los que más sufren: Los enfermos, niños, ancianos abandonados, los pobres, todo el mundo. Y esta pobreza está en el corazón del evangelio, porque es la pobreza de Jesús, no a la pobreza sociológico, la de Jesús”.
Francisco recordó que este compromiso con los pobres es un rasgo que caracteriza desde su nacimiento su familia religiosa, así como caracteriza la vida de su fundador, San Estanislao de Jesús y María Papczynski, vivió en la segunda mitad de 1600 y canonizado en junio del año pasado:
“Anunciar la Buena Nueva y dar testimonio de ella”, continuó, es “una misión así de urgente que requiere conversión personal y comunitaria. Solo los corazones plenamente abiertos a la acción de la gracia están en capacidad de interpretar los signos de los tiempos y de acoger los llamados de la humanidad necesitada de esperanza y de paz”.
“Su congregación tiene una vasta historia escrita por valientes testimonios de Cristo y del Evangelio. En este despertar son llamados hoy a caminar con un renovado celo y alentados, con libertad profética y sabio discernimiento, por caminos apostólicos y fronteras misioneras, cultivando una estrecha colaboración con los obispos y los otros componentes de la comunidad eclesial”.
El Papa recordó luego al fundador de la congregación, el polaco San Estanislao de Jesús y María, y exhortó a que con su ejemplo “sean valientes en el servicio de Cristo y de la Iglesia, respondiendo a los nuevos desafíos y a las nuevas misiones, también si humanamente pueden parecer arriesgadas”.
“Efectivamente, en el ‘código genético’ de su comunidad se encuentra lo mismo que San Estanislao afirmaba a partir de su experiencia: ‘pese a las innumerables dificultades, la bondad y la sabiduría divinas comienzan y cumplen lo que desean, incluso cuando los medios, según el juicio humano, son inadecuados. De hecho, para el Omnipotente nada es imposible. En modo clarísimo esto se ha demostrado en mí’”.
El Santo Padre también alentó a que el “servicio de la Palabra y testimonio de Cristo Resucitado” de San Estanislao, “que han encontrado en su camino y con su estilo de vida, los haga ir adonde sea enviados por la Iglesia”.
El Pontífice recordó luego que “otra significativa herencia espiritual de su familia religiosa es la que les dejó su hermano el Beato Giorgio Matulaitis: la total dedicación a la Iglesia y al hombre para ‘ir valerosamente a trabajar y a luchar por la Iglesia, especialmente allí donde hay más necesidad de ella’”. El Beato Jorge Matulaitis, que llevó a cabo la reforma de las constituciones de la antigua orden.
Otro aspecto que puso de relieve el pontífice a la congregación es la actitud que en las últimas décadas inspiró iniciativas del Instituto, destinadas a difundir el carisma en los países pobres, especialmente en Asia y África. En la actualidad hay 20 países del mundo abrazado por el trabajo de la Congregación.
“El gran desafío de la inculturación”, subrayó Francisco “les pide hoy anunciar la Buena Nueva con lenguajes y modos comprensibles a los hombres de nuestro tiempo, involucrados en procesos de rápida transformación social y cultural”.
“Sólo los corazones totalmente abiertos a la acción de la Gracia son capaces de interpretar los signos de los tiempos y de aprovechar los recursos de la humanidad necesitada de esperanza y paz. Queridos hermanos y hermanas, siguiendo el ejemplo de su fundador ser valiente en el servicio de Cristo y de la Iglesia, en respuesta a los nuevos retos y nuevas misiones”, concluyó el Papa.
Publicar un comentario