Mons. Buenanueva: “Suplicar que Dios reine nos abre los ojos para descubrir la esperanza”
El prelado explicó que “suplicar que venga a nosotros el reinado del Padre es abrirse a ese poder salvador, haciéndolo transparente en la propia vida. Es dejarse transformar la mente, los sentimientos y la propia libertad por la cercanía de este Dios que viene a defender a los humillados, a levantar a los caídos, a jugarse para que se reconozca la dignidad de todos los pisoteados por el egoísmo y la injusticia humanos”.
“El hombre no puede construir el Reino de Dios. Cuando lo intenta, normalmente termina ejerciendo su propia violencia sobre los demás como si proviniera de Dios. Toma el santo Nombre de Dios en vano”, advirtió.
“El ser humano solo puede disponerse para que Dios reine en su vida por la conversión, la fe y la oración”, indicó, y agregó: “Si lo hace, deja que la misma fuerza de Dios pase a través de él y, así, comience a sanar y transformar, desde dentro, este mundo nuestro en el que operan las fuerzas contrarias al Reino. Como la levadura en la masa”.
El obispo recordó que “la comunidad cristiana es semilla del Reino que crece en este mundo. Especialmente si vive la fraternidad, la alegría del amor y, así, hace lugar en ella a la fragilidad humana en todas sus formas”.
“Buena parte de su servicio al Reino de Dios es buscar, reconocer y secundar la acción de Dios que vive y obra en los corazones humanos, siempre contradictorios, frágiles y pecadores”, subrayó.
Monseñor Buenanueva sostuvo que “ese es precisamente el poder mayor y más bello de Dios, al que sirve la Iglesia: internarse en el territorio en el que aparentemente domina el enemigo, para hacer crecer el trigo bueno con el que se hará el Pan que da vida eterna al hombre hambriento”.
“Como decía San Juan Pablo II: el hombre concreto, de carne y hueso, permanece siempre en el camino de la Iglesia. Y el hombre frágil, lleno de contradicciones y límites, pero también misteriosamente traccionado por la gracia del Espíritu Santo”, destacó.
“Suplicar que Dios reine, nos abre los ojos para descubrir que esa esperanza ya se está cumpliendo, porque el Padre resucitó a su Hijo de entre los muertos por obra del Espíritu, y nos resucitará con Él en la plena manifestación de su reinado: en la vida eterna que esperamos con ansias”, concluyó.+
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