La Iglesia lo representa por medio de una vela, que se enciende del cirio pascual, el cual nos recuerda la resurrección de Cristo. Esa luz es un tesoro que debemos conservar y transmitir a los demás, subrayó ante miles de peregrinos.
Los cristianos vivimos en el mundo y no estamos exentos de oscuridades y tinieblas. Sin embargo, la gracia de Cristo recibida en el Bautismo nos hace salir de la noche y entrar en la claridad del día, sostuvo, y agregó: La exhortación más bella que podemos hacernos unos a otros es la de recordarnos nuestro bautismo, porque por medio de él hemos nacido para Dios, siendo criaturas nuevas.
El pontífice recordó que el cristiano está llamado a ser cristóforo, portador de Jesús al mundo. A través de signos concretos, manifestamos la presencia y el amor de Jesús a los demás, especialmente a los que están atravesando situaciones difíciles.
Si somos fieles a nuestro Bautismo, difundiremos la luz de la esperanza de Dios y transmitiremos a las futuras generaciones razones de vida, concluyó.
Francisco saludó luego a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica, a quienes invitó a recordar su Bautismo, la fecha de su Bautismo y a ser luz de Cristo para los demás, siendo portadores de la vida nueva recibida en el Bautismo, para que los que sufren y los descartados de la sociedad puedan percibir a través de nuestro testimonio de vida la claridad de la esperanza en Cristo.+
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