El prelado visitó el viernes pasado el penal sanluiseño, donde también dialogó con los jóvenes detenidos y los animó a perseverar en la fe a pesar de la situación de reclusión.
"El año pasado jugó un partido de fútbol contra los internos y prometió volver. Antenoche, durante una cena con Rafael Berruezo, uno de los integrantes de la Fundación Espartano que dicta clases de rugby todos los viernes en el penal, le dijo que iría este viernes", dijo el jefe del Área de Deporte y Recreación del Servicio Penitenciario Provincial, Juan Campos.
“Parecía un pibe, es un deporte que le gusta, además nos contó que en su juventud practicaba el deporte. Lo notamos muy contento”, aseguró Campos en declaraciones a El Diario de la República.
El directivo del penal señaló que el obispo estuvo jugando a las bochas, porque justo en el horario en el que fue generalmente se realiza esa actividad, y tejo también.
“Además participó en el tercer tiempo, compartimos choripanes y gaseosa. Habló de religión con los internos y de deporte. Parecía uno más de nosotros, estuvo abierto a hablar con todos, todos lo pasamos bien”, añadió.
Monseñor Martínez Perea compartió las actividades desde las 14 hasta las 17. Antes de irse se comprometió a ir dos veces al mes para enseñarles rugby a los internos.
“Tiene 63 años pero juega como un pibe de 30. Estamos muy felices de que nos acompañe”, expresó el jefe de Deportes del Penal.+
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