Mons. Buenanueva: “Una sabia y oportuna decisión del Papa”

Mons. Buenanueva: “Una sabia y oportuna decisión del Papa”

San Francisco (Córdoba) (AICA): El obispo de San Francisco y presidente del Consejo Pastoral de Protección de Menores y Adultos Vulnerables de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió algunos conceptos referidos a la reciente decisión del papa Francisco de abolir el secreto pontificio en los casos de abuso contra menores. La Iglesia, consideró el obispo, “va cobrando impulso en la dirección correcta para apuntalar una cultura del cuidado y la protección de los más vulnerables” y la prevención de estos delitos.
El obispo de San Francisco y presidente del Consejo Pastoral de Protección de Menores y Adultos Vulnerables de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, se refirió a la reciente decisión del papa Francisco de abolir el secreto pontificio en los casos de abuso contra menores.

“Los delitos contra la integridad sexual están suscitando intensos debates y reformas en los sistemas penales de todo el mundo. También los criterios, normas y procedimientos de la Iglesia”, señaló.
“Está muy bien que esto ocurra. Por una parte, expresa que la sociedad cae en la cuenta de la gravedad y naturaleza de este drama humano, sobre todo, del modo como hiere a quienes los sufren, tanto las víctimas primarias como secundarias, pero también los complejos mecanismos humanos que llevan a un adulto a cometer estos delitos”, consideró.

Como ejemplo, expresó: “Las víctimas suelen tardar años en poner en palabras lo que han sufrido; en consecuencia, lo que logran decir de sus vivencias siempre debe ser escuchado con respeto. A las víctimas, por tanto, hay que creerles. Inevitablemente surge la pregunta: ¿cómo se conjuga esto con el irrenunciable principio de ‘presunción de inocencia’? Cuestiones como esta son materia de discusión en todas partes”.

“La respuesta del derecho a estos desafíos es fundamental, aunque no exclusiva. El paradigma para abordar, tanto la prevención con una respuesta adecuada a estos delitos es el del trabajo en red, por tanto, de la colaboración de todos los involucrados. Y, aunque parezca una tautología: todos los involucrados somos realmente todos. Es decir, ante todo, la sociedad, sus organizaciones (las Iglesias, por ejemplo) y, con un rol insustituible, el Estado, sus órganos de justicia y educación”, afirmó.

En última instancia, sostuvo el obispo, “el abuso sexual es un problema que tiene que ver con el modo como las personas nos tratamos y cómo cuidamos a los más vulnerables. Un problema humano de naturaleza espiritual, ética y vincular”.

“En este marco más amplio hay que ubicar la decisión del Santo Padre que hoy se ha hecho pública bajo la forma de dos rescriptos pontificios. El más importante es, sin duda, el que levanta el ‘secreto pontificio’ para los distintos delitos canónicos de naturaleza sexual cometidos por clérigos”, consideró.

“Era este un reclamo que iba creciendo desde distintos sectores, principalmente desde las víctimas y quienes las acompañan en sus reclamos de verdad y justicia. Pero también de quienes, en la Iglesia, están involucrados más directamente en dar una respuesta seria a esta honda crisis. Todos estos reclamos se hicieron sentir con fuerza en la cumbre de febrero pasado, convocada por el Papa y que reunió a los presidentes de las conferencias episcopales del mundo junto con otros líderes eclesiales”, recordó el prelado.

“El levantamiento del ‘secreto pontificio’ no significa, como bien lo señalan los expertos, que se lesione el derecho a proteger la intimidad, buena fama y confidencialidad de las personas involucradas en estos procesos. Menos aún que afecte al sigilo sacramental de la confesión. Con esta histórica decisión, el papa Francisco determina que, desde la investigación preliminar hasta las decisiones finales, estén aseguradas la adecuada información a todos los involucrados (víctimas, denunciantes y también acusados), como también se pueda responder a los requerimientos de la justicia secular, tanto por parte de las diócesis o, por los medios adecuados, por parte de la Santa Sede”, explicó.

“La Iglesia, de esta manera, con paso firme, va cobrando impulso en la dirección correcta para apuntalar una cultura del cuidado y la protección de los más vulnerables, como también en la prevención de estos delitos”, reconoció.

“Estas disposiciones canónicas tienen múltiples consecuencias. Las iremos conociendo a medida que vayamos asimilando y actuando estas disposiciones”.

En una segunda reflexión, el obispo brindó más detalles sobre esta medida: “Para calibrar el significado de la decisión papal de levantar el secreto pontificio en las causas de abusos sexuales clericales, a mi modo de ver, hay que tener en cuenta dos factores”, expresó.

“En primer lugar, caer en la cuenta de que los delitos contra la integridad sexual de las personas están poniendo de cabeza todos los sistemas penales, obligando a repensar y reelaborar principios, criterios, normas y procedimientos”.

“En segundo lugar -y es algo que atañe directamente a la Iglesia-, que la crisis de los abusos sexuales en la Iglesia (el abuso y su encubrimiento) no constituye la suma de hechos aislados (este sacerdote, aquel obispo), sino que revela un sistema eclesial enfermo al que urge sanar desde la raíz. La referencia al ‘clericalismo’ va en esa dirección, aunque corremos el riesgo de enamorarnos de una palabra. Hay que avanzar en una reforma eclesial con sólido sustento teológico, espiritual y pastoral”, observó.

Para monseñor Buenanueva, “esta decisión del Papa está en la línea de la dirección correcta, pero tendrá que ser acompañada por otras decisiones que la complementen y hagan realmente eficaz”.+

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