Las jornadas se desarrollaron los días 13, 14 y 15 de junio y llevaron por lema “Eucaristía, del Mysterio de Cristo al Misterio del hombre-Dios”.
En su exposición, el prelado hizo referencia a las decisiones adoptadas en la arquidiócesis platense, hace más de una década, para que la Primera Comunión se reciba después de la Confirmación.
Monseñor Aguer subrayó que "la secuencia Bautismo, Confirmación, Eucaristía puede ser observada –en mi opinión debería siempre serlo- en un ciclo catequístico trienal en el que la Reconciliación aparezca, en relación al Bautismo, como paenitentia secunda, ya que en el símbolo de la fe confesamos que la finalidad del Bautismo es la remisión de los pecados, la penitencia o reconciliación primera".
Asimismo, destacó que "es un asunto de máxima seriedad pastoral averiguar, si fuera posible hacerlo, por qué la mayor parte de los bautizados, una amplísima mayoría, y confirmados muchos de ellos, no participan del culto divino".
“Las cuestiones relativas al orden de los sacramentos de iniciación y a la edad en que corresponde recibirlos, especialmente la edad adecuada para celebrar la Confirmación, están estrechamente vinculadas, tanto en la historia de los ritos como en la argumentación teológica más reciente. Concretamente, el problema de la edad de la Confirmación se relaciona con la planificación de la catequesis de los niños y con el lugar asignado a la Primera Comunión en el itinerario de la formación cristiana”, puntualizó.
“Cuando el acceso a la Eucaristía fue permitido a los niños a muy temprana edad, se fue dejando la Confirmación para más tarde”, recordó y agregó: “Sin embargo, no era en absoluto necesario que su recepción se dilatara mucho más, puesto que, si bien la tradición latina separa en el tiempo la Confirmación del Bautismo y sugiere que el ‘sello del Espíritu’ sea diferido hasta una edad en la que el niño pueda participar personalmente, no se ve por qué haya que exigir mayores requisitos para la Confirmación que para la primera recepción de la Eucaristía”.
El arzobispo platense explicó que “durante la renovación catequística de los años 60 del siglo pasado se sostuvo tenazmente la opinión de que la Confirmación debía postergarse hasta la adolescencia y esa práctica se extendió bastante. Todavía subsiste en algunos lugares”.
Monseñor Aguer opinó que se impone “entonces recuperar el orden originario y ubicar la Confirmación antes de la Primera Comunión. Tal es el lugar exacto que le corresponde, como lo expresa la lex orandi en el primer prefacio que aporta el Misal para la misa de la Confirmación: Tú, en el Bautismo, das nueva vida a los creyentes, y los haces participar en el misterio pascual de tu Hijo. Tú los confirmas con el sello del Espíritu Santo mediante la imposición de manos y la unción del crisma. Tú invitas a la mesa del banquete eucarístico a quienes han sido renovados a imagen de Cristo, el ungido por el Espíritu Santo y enviado para anunciar la salvación, y los haces testigos de la fe en la Iglesia y en el mundo”.
“Es propio del cristiano plenamente formado por el Espíritu Santo participar de la mesa del Señor en la asamblea eucarística. No corresponde alterar el dinamismo propio de la iniciación cristiana y someterlo a dudosos arbitrios pastorales”, concluyó.+
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