Esta “tregua Olímpica” cuenta con el apoyo de los Comités Olímpico y Paralímpico de Brasil. Al presentar este proyecto el arzobispo de Río de Janeiro, cardenal Orani Tempesta, -quien fue víctima de distintos asaltos, hasta llegó a verse atrapado en un tiroteo dentro de una favela en el barrio carioca de Santa Teresa- dijo tener “nostalgia” de ese concepto y explicó que “la sociedad está enferma” y señaló que los Juegos Olímpicos son “una oportunidad para promover la convivencia pacífica entre distintos pueblos y credos, y enfatizó la importancia de rescatar el “espíritu” de la tregua proveniente de la Antigua Grecia.
La Cruz Olímpica y el Icono de la Paz
En Londres, en 2012, fueron creados dos símbolos para acompañar a todas las ediciones de los Juegos Olímpicos: la Cruz Olímpica y el Icono de la Paz. El artista londinense Jon Cornwall, diseñó y creó la Cruz utilizando 12 tipos diferentes de madera de los cinco continentes para representar a los 12 apóstoles.
El Icono de la Paz en cambio, es el trabajo que Pax Christi Internacional realiza por la paz y la reconciliación en Medio Oriente. La paz de Cristo viene representada en el icono a través de varias historias bíblicas y de la vida de algunos santos.
La arquidiócesis carioca planea llevar adelante durante el acontecimiento deportivo una serie de acciones de pastoral unidas al proyecto “100 días de paz” para permitir una unidad en sus resultados, que dejará un legado pastoral de grandes proporciones en Rio de Janeiro y en Brasil.
Entre estas acciones planificadas para realizarse durante los Juegos Olímpicos figuran: la “Joshua Camp”: Jornada Mundial Olímpica de la Juventud; Amigos por el deporte: Campaña de alojamiento de familias de los atletas; Llama de la Paz: la Cruz y el Icono de la Paz acompañando a la antorcha olímpica; Jornada por la Paz: campañas de sensibilización en toda la arquidiócesis: escuelas, rutas de senderismo, etc.; Festival de la Juventud: Música por la Paz; Cultura de Paz: Talleres para las Artes y la Cultura.
Tregua Olímpica y los Juegos de la Era Moderna
El concepto de la Tregua Olímpica fue creado en el siglo VIII a.C., con el objetivo de establecer la paz en la antigua Grecia, donde se realizaba una competición deportiva amistosa cada cuatro años para romper así el ciclo de los conflictos bélicos. Así se crearon los primeros Juegos Olímpicos en el año 776 a.C.
La tradición de la tregua olímpica se mantuvo simbólicamente en los Juegos de la Era moderna, nacidos e ideados por el empeño del Barón de Coubertin hace poco más de 100 años. Teniendo en cuenta el contexto general en el que se insertan el deporte y los Juegos Olímpicos, el Comité Olímpico Internacional (COI) decidió revivir el antiguo concepto de la Tregua Olímpica con el objetivo de proteger los intereses de los atletas y el deporte en general y fomentar la búsqueda de la paz y soluciones diplomáticas a los conflictos en el mundo.
Sin embargo, esta tradición se ha roto varias veces en los últimos años, debido a las dos guerras mundiales, varios boicots y dos ataques terroristas. Aun así, la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1993 estableció la tregua olímpica, o los 100 días de paz para todas las ediciones de verano y los Juegos Olímpicos de Invierno.
En 2012, la XXX edición de los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos de verano se surgieron varias iniciativas en un intento de vivir la tregua de los antiguos griegos como una realidad de los tiempos modernos. Las diócesis de Westminster, Southwark y Brentwood realizaron una serie de acciones para que los católicos se implicaran con el fin de desarrollar una respuesta de paz para los Juegos.
Por otro lado se animó a las escuelas a organizar actos y actividades sobre el tema de la paz. También las parroquias contribuyeron con unas jornadas de reflexión sobre los resultados obtenidos después de la ceremonia de clausura de los Juegos Paralímpicos.
Otra de las iniciativas fue una campaña para ofrecer hospitalidad y recibir a amigos y familiares de los atletas de las naciones más pobres durante los Juegos a través del Programa “Athlete Family Homestay”. Esta campaña también fue adoptada por la organización “More tan Gold”, un grupo ecuménico del que la Iglesia Católica es parte, y que implica la apertura de las casas de los ciudadanos de la ciudad sede durante ocho noches para alojar a personas con menos recursos y que vienen a apoyar a sus familiares en las competiciones olímpicas.
La Iglesia y el mundo olímpico
Los lazos entre la Iglesia Católica y el mundo olímpico están estrechamente unidos desde la creación de los Juegos Olímpicos modernos, en especial a través del contacto directo de su fundador, el Barón Pierre de Coubertin y el papa San Pío X, a principios de siglo XX. El Papa ya sabía del poder social y formador del deporte para toda la sociedad, y en particular con los jóvenes.
Desde entonces, los Papas han tratado de estrechar las relaciones con el mundo del deporte, porque eran conscientes de que los valores olímpicos eran asimilables a las enseñanzas de Cristo en los Evangelios. Estos valores están relacionados principalmente con el respeto mutuo, el cuidado del cuerpo que es templo del Espíritu Santo y el impulso de la paz entre los pueblos.
Desde entonces, surgieron numerosas iniciativas de la Iglesia Católica en todo el mundo relacionadas con el deporte. Una de las más significativas fue la orientación religiosa que se proporciona a los atletas en las villas olímpicas, en los Juegos Olímpicos. Sin embargo, esta atención pastoral se extiende más allá de los Juegos y las áreas de competición olímpicas, abarcando un área cada vez mayor dentro de las ciudades-sede de los Juegos.+
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