Mons. Ñáñez en el tedeum interreligioso: "La Patria necesita perdón y reconciliación"
“El sueño de nuestros próceres, San Martín, Belgrano, Güemes y tantos otros, fue el de forjar una Patria que fuera un ámbito de libertad y al mismo tiempo un ámbito acogedor, cálido, para todo aquel que quisiera habitar este bendito suelo. Un sueño que evoca el hogar, la casa de familia”, aseguró.
“La declaración de la independencia en Tucumán tuvo lugar, precisamente, en una casa de familia facilitada a los congresales que se reunieron en esa ciudad. La “casa histórica”, como se la denomina. La 'casita' de Tucumán como cariñosamente la llamábamos y la dibujábamos, mientras aprendíamos nuestras primeras letras en la escuela. La casa simboliza el clima de confianza mutua y de libertad que elegimos para vivir como Nación independiente”, afirmó.
El arzobispo cordobés señaló que el evangelio invita a construir la casa sobre la roca, es decir, sobre fundamentos sólidos. “Ese fundamento sólido para nosotros no debe ser otro que el de un proyecto de país en el que todos podamos reconocernos y en favor del cual todos podamos confluir con nuestro esfuerzo común”, sostuvo.
El prelado recordó que desde hace varios años, en cercanía del 9 de Julio, los creyentes de diversas comunidades se reúnen en un momento de oración para encomendar a Dios a la patria, a sus autoridades y a todos sus ciudadanos, para que los bendiga y proteja.
“Junto a la oración común, queremos sumar nuestro compromiso cotidiano. Las enseñanzas de san Pablo que hemos escuchado nos orientan y nos desafían como creyentes y ciudadanos. El apóstol nos propone cultivar algunas actitudes convenientes y aun indispensables para la vida y la tarea en común: la compasión, la benevolencia, la paciencia; expresiones preciosas de solidaridad y de calidez humana”, expresó.
Manifestó que San Pablo nos recomienda también la humildad que “es la virtud que nos permite reconocer, por una parte, los dones que Dios nos ha regalado y, por otra, descubrir y aceptar también nuestras limitaciones y fragilidades”, dijo y agregó que “los argentinos debemos ejercitarnos con constancia, evitando todo tipo de suficiencia que a veces nos impide reconocer y corregir nuestros propios errores y faltas, y que muchas veces nos ha hecho malograr oportunidades de progreso y de mayor bienestar para todos”.
El prelado sostuvo que el apóstol San Pablo "invita al perdón mutuo, cuyo fruto es la reconciliación. ¡Cuánto necesitamos de esa actitud en nuestra Patria! La celebración del bicentenario de la Independencia puede ser una oportunidad propicia para abrir nuestro corazón a ella y para ejercitarnos en la práctica de un amor verdaderamente “perdonador”, que nos permita hacer la experiencia de un auténtico reencuentro y gozar de esa manera de una paz profunda”, afirmó.
Asimismo, recordó que otro acontecimiento importante que concierne a los cordobeses es la canonización del Beato José Gabriel del Rosario Brochero el próximo 16 de octubre, en Roma. En este sentido, recordó que “al despedirlo cuando partía desde su natal Villa Santa Rosa para incorporarse al seminario de Loreto, en Córdoba, su madre le dijo: ‘Dios cuenta contigo, hijo, para construir nuestra patria, no lo defraudes’. Brochero cumplió con creces el mandato materno. No dudamos que junto a su Purísima, la Virgen María, interceden ante Dios Nuestro Señor por nuestra Patria y nuestra provincia”.
“Que Dios, a quien invocamos como fuente de toda razón y justicia, nos ayude a concretar nuestros más caros y nobles ideales y nos bendiga con abundancia a todos los cordobeses y a todos los argentinos. ¡Y que viva nuestra querida Patria!”, exclamó.
Para finalizar, monseñor hizo entrega de una imagen del beato Cura Brochero al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, “para que honre la casa de gobierno, que es también ‘la casa de todos’, y para que el ejemplo de este cordobés insigne nos estimule a todos a servir con generosidad a nuestra querida Patria y a nuestros hermanos, especialmente a los más necesitados”.
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