Mons. Arancedo: María, modelo de fe y de entrega a nuestra misión

Mons. Arancedo: María, modelo de fe y de entrega a nuestra misión

Santa Fe (AICA): El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, señaló la fiesta de la Asunción de María a los cielos como un “anticipo de nuestro destino último, de nuestra vocación a participar en la plenitud del Reino de Dios”, y destacó a María como “modelo de fe y de entrega a nuestra propia misión”. “María estaba dispuesta, participaba de la esperanza del pueblo elegido y supo escuchar el llamado de Dios. Su Fiat, su sí, su respuesta a lo que Dios había pensado para ella, es su mayor acto de fe y el comienzo para nosotros de la llegada del Señor”, sostuvo.
“María estaba dispuesta, participaba de la esperanza del pueblo elegido y supo escuchar el llamado de Dios. Su Fiat, su sí, su respuesta a lo que Dios había pensado para ella, es su mayor acto de fe y el comienzo para nosotros de la llegada del Señor. Por ello la felicita su prima santa Isabel”, destacó el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, en una reflexión en vísperas de la fiesta de la Asunción de María a los cielos.

El prelado explicó que en el evangelio de Lucas “leemos el mayor reconocimiento a su actitud de fe y entrega a su misión, que le hace su prima Isabel. La fe es respuesta a un Dios que se nos ha revelado, finalmente en su Hijo. Lo importante en la fe no es el camino del hombre hacia Dios, que en cuanto búsqueda es importante y nos dispone, sino el camino de Dios al hombre”.

“María vive este momento con esa alegría que es fruto de la fe, cuando se descubre y acepta el plan de Dios. Esto vale también para nosotros. En este sentido María es modelo de fe y de entrega a nuestra propia misión”, sostuvo.

Asimismo, explicó que la Asunción de María Santísima se inscribe en esa historia de gracia por haber sido elegida para ser la Madre del Salvador. “Esta historia comenzó en su Inmaculada Concepción, que celebramos el 8 de diciembre, luego en la Anunciación y Concepción del Señor el 25 de marzo, y su nacimiento, el 25 de diciembre. Es una historia en la que María es sorprendida, preservada y llevada por Dios. Ella acepta y se pone al servicio”, afirmó.

Finalmente, el arzobispo santafesino concluyó: “La fiesta de su Asunción es también anticipo de nuestro destino último, de nuestra vocación a participar en la plenitud del Reino de Dios”.+

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