Reconociendo la gravedad y el escándalo de estos crímenes, la liturgia fue la ocasión para pedir perdón a las víctimas, a sus familias y a Dios, en nombre de la familia salesiana, en este Año de la Misericordia, y en respuesta al llamado del papa Francisco. Finalmente, los salesianos se comprometieron a seguir construyendo ambientes seguros para los niños y jóvenes, en una patria y en una Iglesia, más justa y más solidaria.
Uno de los principales signos lo realizó el padre inspector Alberto Lorenzelli SDB, orando de rodillas para pedir perdón delante de una cruz sostenida por algunos jóvenes ubicados frente al altar. Posteriormente, todos los salesianos consagrados acercándose al altar y de cara a los jóvenes y a la asamblea, invocaron juntos:
Dios Padre, Tú nos has llamado para ser signos y portadores de tu amor a los jóvenes…
Te pedimos humildemente perdón, por aquellos de los nuestros que han faltado en esta misión.
Manifestamos dolor y vergüenza por el daño causado a las víctimas y a sus familias, por lo que han vivido en silencio y por lo que han sufrido y sufren todavía hoy.
Conscientes de que esto no se debe volver a repetir; nos comprometemos a impulsar y a realizar las acciones que garanticen ambientes sanos y seguros en nuestras comunidades.
En la homilía, el padre inspector manifestó: “Es realmente motivo de dolor porque, como hijos de Don Bosco, no podemos dejar de experimentar profunda turbación y consternación, vergüenza y remordimiento, y en comunión con las víctimas, el espanto y el sentido de traición que ellos han experimentado con estos actos pecaminosos y criminales”.+
Publicar un comentario