Mons. Martínez alertó sobre el drama del “secularismo, de un humanismo sin Dios”
El prelado advirtió que “el mayor flagelo en nuestro tiempo proviene de la indiferencia, no sólo en lo religioso, sino en todos los aspectos. Una especie de ‘nihilismo’ que lleva a un cierto vaciamiento del sentido de la vida”.
“Por ello con todos, pero en especial con los jóvenes, deberemos profundizar sobre la necesidad de volver a Dios para recuperar el gozo profundo que da el saber que la vida está cargada de sentido”, sostuvo, y agregó: “A muchos les cueste captar que nos hemos excedido en vivir solamente en las circunstancias que van generando expectativas que duran algunos días, a veces meses y, en general, horas”.
“Como sumergidos en nuestro tiempo posmoderno vivimos en general fragmentadamente y en una especie de ‘zapping cultural’. Este exceso de información y atención sólo ‘fenoménica’ o superficial, a veces inconsistente y sensacionalista, nos deja vacíos e insatisfechos. Este es el drama del secularismo, de un humanismo sin Dios, sin encarnación y Pascua, y después sin dignidad humana y sin valores”, enfatizó.
El prelado afirmó que “la reflexión de este tema es clave porque nos permite discernir cómo vivir más plenamente. La sola mirada fragmentada, de la cultura del zapping, o bien ordenada sólo por el consumo y el materialismo es uno de los problemas que debemos encarar, para salir de la actual crisis de valores que padecemos en la cultura actual”.
Monseñor Martínez consideró que “en este sentido, volver a lo esencial del cristianismo siempre será novedoso, y el encontrarnos con Jesucristo nos permitirá experimentar lo que nos enseña la parábola que nos habla del tesoro. En este domingo en que el Señor nos habla del Reino de Dios, quizá nos encuentre sumergidos en urgencias, pero perdiendo la comprensión de lo importante, el tesoro que nos anima a caminar bien en las circunstancias del día a día”.
“¿Los cristianos sabemos que formamos parte de este Reino y que somos portadores de un tesoro, o creemos que esto es para algunos piadosos y piadosas?”, se preguntó, y llamó a pedir “el don de la fe para que podamos ver”.
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