“La Virgen me rescató”, una historia de conversión que se hizo música

Suipacha (Buenos Aires) (AICA): A sus 23 años y atravesando un momento de vacío espiritual, Manuel Asenzo, músico y profesor de guitarra, asistió a misa y sintió “el llamado de la Virgen”. Siete años después, expresa su amor y devoción a nuestra Madre a través de sus canciones. En diálogo con AICA, afirma que su objetivo es “poner esta música al servicio de lo que Dios quiera y a sus tiempos¨.
Manuel Asenzo tiene 30 años y vive en Suipacha, provincia de Buenos Aires. Es profesor de guitarra, graduado en el Conservatorio de Música de Mercedes, y formó parte durante un tiempo del Cuarteto de Guitarras de Buenos Aires, experiencia que lo llevó por distintas ciudades de la Argentina dando conciertos y que le otorgó repercusión a nivel internacional. Además, acompañó con su guitarra a intérpretes de tango y folclore.

A pesar de haber cursado sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Nuestra Señora del Carmen, perteneciente a las Carmelitas de la Caridad de Vedruna, Manuel nunca mostró interés por los temas religiosos: “Si bien nunca lo negué, tampoco le había dado importancia. Sólo me interesaba yo mismo, mi propio bienestar. Durante muchos años viví así, sin Dios”, confiesa a AICA.

“La Virgen me rescató”
Fue en 2010 cuando, atravesando “un vacío profundo” en su vida, se acercó a la celebración de la Eucaristía, y durante el saludo de la paz, relata, se “desplomó”. En ese momento, el joven sintió “el llamado de la Virgen”, detalla, y emprendió un viaje en peregrinación al cerro de las apariciones, de Salta.

“La Virgen me rescató”, afirma emocionado Manuel, que al ser testigo del dolor de los demás peregrinos, dice haber escuchado en su interior una sola pregunta, que cambió su vida: “¿Qué estoy haciendo yo para que, por lo menos, una de estas personas no sufra?”.

A partir de ese momento, “comencé una nueva vida de conversión, tratando de estar cerca de Jesús, de la mano de la Virgen, intentando buscar la voluntad de Dios en mi vida”, sostiene. Cuando descubrió “el sabor” de tener a Jesús y a la Virgen en su vida, ya no quiso consumir más “basura”.

“La música orante es una doble arma de oración”
“Cuando volví a mi ciudad me pregunte qué le podía ofrecer a Dios, y sentí que el don que me había dado era la música, entonces me acerqué a mi parroquia, Nuestra Señora del Rosario, y se lo ofrecí en la misa”. La respuesta llegó una semana después, cuando alguien de la parroquia le propuso tocar la guitarra en misa. A pesar de no haber cantado nunca en público, aceptó y se unió al coro que se mantiene en la actualidad.

En su camino de conversión, cuando Manuel decidió volver la mirada a Dios, "sentía que tenía algo comprimido en el pecho", describe, lo que lo llevó a escribir su primera canción, que estrenó en el momento de acción de gracias de una misa.

“Esa primera canción tuvo grandes frutos en los demás y empecé a ver en la música como Dios se expresaba y se comunicaba, movía el alma de la persona. La música orante es una doble arma de oración”, señala.

“Hoy en día ya compuse varias canciones, y gracias a la ayuda de amigos músicos he grabado algunas que están en Youtube, siempre poniéndome en oración y pidiendo al Espíritu Santo que sople y que esa letra sirva para que Dios construya su Reino en la Tierra”, cuenta.

Actualmente, Manuel considera que “sabiendo más de Dios, estamos más cerca y podemos vivir felices, sobrellevando los problemas que tenemos en la vida”. Su oración dio frutos, las respuestas llegaron, y su objetivo es “poner esta música al servicio de lo que Dios quiera y a sus tiempos”.

“Las letras hablan de la intercesión de la Virgen, de los cuestionamientos personales con Jesús, de nuestro ángel de la guarda”, comenta, y destaca que “hay una canción compuesta para las Hermanas Carmelitas de Salta, por su ejemplo de entrega, de dedicar su vida a rezar por todos nosotros. También hay una letra sobre qué nos pasa cuando nos olvidamos de Dios y qué pasa cuando recordamos que Él está siempre. También compuse un himno para la patrona de mi ciudad, la Virgen del Rosario, y otras más”, detalla.

“El gran amor de Dios ha llegado a mi vida para quedarse. Cuando Dios toca la puerta de tu vida y lo recibís, ya no se va más, porque la verdad que Cristo vino a traer al mundo es tan acaparadora que es imposible negarla si uno la escucha con el corazón”, concluye.

No todo es música
Además de su participación en el coro, Manuel interviene en otros proyectos de la parroquia Nuestra Señora del Rosario, la única en Suipacha, cuyo párroco es el padre Bertie Flanagan SAC. Allí participa de las celebraciones especiales, fiestas patronales y colabora en la capilla de adoración que funciona junto al templo.

Por otro lado, se destaca su participación activa en la causa de canonización de la venerable Madre Leonor L. de Maturana, religiosa de las hermanas Carmelitas de la Caridad, fundadora del colegio Nuestra Señora del Carmen y una de las pioneras en la propagación de la fe católica en Suipacha.+

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