Este viaje se produce después del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía para intentar resolver el problema de los refugiados en Grecia. ¿Cree que dicho acuerdo funcionará o que se trata de una cuestión política ganar tiempo y ver qué pasa? Y la segunda pregunta: Esta mañana se encontró con el candidato a la presidencia de los Estados Unidos, Bernie Sanders en Santa Marta. Me gustaría saber su parecer sobre este encuentro y si esta es su manera de insertarse en la política estadounidense.
“No,...no hay ninguna especulación política. Yo no conozco muy bien este acuerdo entre Turquía y Grecia. He leído algo en los periódicos, pero esto es algo puramente humano. Es un hecho humanitario (hablando de la iniciativa de traer al Vaticano a un grupo de refugiados). Todas las cosas se hicieron correctamente: las tres familias vienen con sus documentos y los tres gobiernos -el del Estado de la Ciudad del Vaticano, el italiano y el griego- inspeccionaron todo y han dicho que se podía hacer.
Los recibe el Vaticano: será el Vaticano, con la colaboración de la Comunidad de Sant'Egidio, el que les busque un trabajo, si lo hay, o se ocupe de su manutención. Son huéspedes del Vaticano, además de las dos familias sirias que ya están acogidas en dos parroquias del Vaticano”.
“En segundo lugar. Esta mañana, cuando salía de Santa Marta ví al senador Sanders que había venido a la conferencia de la Fundación Centesimus Annus. El sabía que iba a salir en ese momento y tuvo la amabilidad de saludarme. Lo saludé, le dí la mano como a su esposa y a otra pareja que estaba con él, porque todos los participantes en el congreso, se alojan en Santa Marta, excluidos los presidentes, que se alojan en las embajada. Fue un apretón de manos y nada más. Se trata de educación y no de entrometerse en la política”.
Se habla mucho de "acogida", pero tal vez demasiado poco de "integración". En Europa, sobre todo con esta afluencia masiva de inmigrantes hay varias ciudades con barrios que son guetos. En todo esto, está claro que a los inmigrantes musulmanes es a los que más les cuesta integrarse con los valores occidentales. ¿No sería quizás más útil para la integración privilegiar la llegada de inmigrantes no musulmanes? Y ¿por qué ahora, con este gesto, ha dado prioridad a tres familias musulmanas?
“Yo no tomé la decisión de elegir cristianos o musulmanes. Estas tres familias tenían los documentos en orden y se podía hacer. Había, por ejemplo, dos familias cristianas en la primera lista que no los tenían. No es un privilegio. Los doce son hijos de Dios. El "privilegio" es ser hijos de Dios.
Sobre la integración, ha dicho una palabra que en nuestra cultura actual parecía olvidada después de la guerra. Hoy en día hay “guetos”. Y algunos de los terroristas autores de los atentados -algunos- son hijos y nietos de las personas nacidas en el país, en Europa. ¿Qué pasó? No hubo una política de integración y esto es fundamental para mí; tanto es así que la exhortación post-sinodal sobre la familia -aunque sea otro tema- una de las tres dimensiones pastorales para las familias con dificultades es la integración en la vida de la Iglesia. Hoy Europa tiene que recuperar esta capacidad, que tuvo siempre, de integrar. Necesitamos una enseñanza y una educación a la integración”.
Se habla de reforzar las fronteras e incluso de desplegar batallones a lo largo de ellas en Europa ¿Es el final de Schengen, es el fin del sueño europeo?
“No sé. Comprendo que los gobiernos y también los pueblos tengan algún miedo. Lo entiendo y hay que ser muy responsables en la acogida. Uno de los aspectos de esta responsabilidad es: ¿Cómo podemos integrarnos estas personas y nosotros? Siempre dije que levantar muros no es una solución. Vimos caer uno, en el siglo pasado. No resuelve nada. Tenemos que hacer puentes. Pero los puentes se hacen con inteligencia. Se hacen con el diálogo, con la integración. Entiendo que haya un cierto temor. Pero cerrar las fronteras no resuelve nada, porque ese cierre a la larga perjudica a su propia gente. Europa debe poner a punto urgentemente políticas de acogida e integración, de crecimiento, de empleo, de reforma económica. Todas esas cosas son los puentes que nos llevarán a no levantar muros”
¿Por qué no hace diferencias entre los que huyen de la guerra y los que huyen del hambre? ¿Europa puede acoger toda la miseria en el mundo?
“Es verdad. Ambas son efecto de la explotación, también de la explotación de la tierra. Hace más o menos un mes un jefe de gobierno africano me decía que la primera decisión de su gobierno fue la reforestación, ya que la tierra se había muerto por la explotación de la deforestación. Hay que hacer buenas obras con ambos. Pero algunos huyen del hambre y otros de la guerra. Yo invitaría a los traficantes de armas, a los que trafican para hacer guerra en diferentes lugares, por ejemplo en Siria, a los que dan las armas a los diferentes grupos a pasar un día en el campo de refugiados. ¡Creo que para ellos sería saludable!”
Después de haber dicho que el viaje a Lesbos era un viaje triste. Pero ¿no está más contento después del gesto de haber traído consigo a doce personas?
“Respondo con una frase que no es mía. Le preguntaron lo mismo a la Madre Teresa de Calcuta: "Pero, tanto esfuerzo, tanto trabajo, sólo para ayudar a la gente a morir. Lo que usted hace no sirve. El mar es tan grande”. Y ella respondió: "Es una gota de agua en el mar Pero después de esta gota el mar no será el mismo". Yo respondo así. Es un pequeño gesto. Pero de esos pequeños gestos que debemos hacer todos, hombres y mujeres, para llegar a los necesitados”.
Venimos de un país no solo de migración, sino también de política económica de austeridad. ¿Qué piensa de las políticas de austeridad?
“La palabra austeridad tiene un significado diferente según el punto de vista del que se tome. Económicamente significa un capítulo de un programa; políticamente significa otra cosa; espiritual y cristianamente otra. Cuando hablo de la austeridad, lo hago respecto al derroche. Creo que fue en una reunión de la FAO donde escuché que con las sobras de las comidas se podía saciar el hambre en todo el mundo. Y ¡cuánto tiramos en nuestras casas, sin querer!- Esta cultura del descarte, del derroche. Hablo de austeridad en ese sentido, en sentido cristiano. Detengámonos y vivamos un poco más austeramente”.
Usted dijo que la crisis de los refugiados es la peor desde la Segunda Guerra Mundial ¿Qué piensa de la crisis de los inmigrantes que llegan a los Estados Unidos desde México, y América Latina?
“¡Es lo mismo! Es lo mismo, porque van huyendo del hambre. Llegan a México desde Centroamérica. Recuerdo que hace dos meses hubo un conflicto con Nicaragua porque no quería que los refugiados transitaran por allí: se resolvió. Los llevaban en avión al otro país, sin tener que pasar a través de Nicaragua. ¡Es un problema global! Hablé de esto con los obispos de México, les pedí que atendieran a los refugiados”.
Después de las cuestiones sobre la inmigración, una sobre la exhortación apostólica Amoris Laetitia: algunos sostienen que nada cambió con respecto a las normas que rigen el acceso a los sacramentos a los divorciados vueltos a casar, y que la ley y la práctica pastoral y por supuesto la doctrina permanecen así; otros argumentan que muchas cosas cambiaron, y tiene tantas nuevas aperturas y posibilidades. La pregunta es ¿existen nuevas posibilidades concretas que no existían antes de la publicación de la Exhortación o no?
“Podría decir "sí", y punto. Sin embargo sería una respuesta muy pequeña. Recomiendo a todos que lean la presentación que hizo el cardenal Schönborn, que es un gran teólogo. Es miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y está familiarizado con la doctrina de la Iglesia. En esa presentación encontrará la respuesta”.
Una pregunta complementaria. No se entiende por qué escribió en una nota tan pequeña, la 351, de Amoris laetitia sobre los problemas de los divorciados vueltos a casar. ¿Preveía oposiciones o quería decir que este punto no es tan importante?
“Uno de los últimos Papas, hablando sobre el Concilio Vaticano decía que había dos concilios: el Vaticano II, que se hizo en la basílica de San Pedro, y el otro el "concilio de los medios de comunicación.
“Cuando convoqué el primer Sínodo, la gran preocupación de la mayoría de los medios de comunicación era: ¿Podrán comulgar los divorciados vueltos a casar? Y como no soy un santo, me molestó un poco e incluso me puse algo triste. Porque pienso: ¿Pero eso significa que no se dan cuenta de que ese no es el problema principal? ¿No se dan cuenta de que la familia, en todo el mundo, está en crisis? Y la familia es la base de la sociedad! ¿No se dan cuenta de que los jóvenes no se quieren casar, de que la disminución de la natalidad en Europa hace llorar, de que la falta de empleo y oportunidades de empleo significa que el padre y la madre tengan que hacer dos trabajos y los niños crezcan solos? Estos son los grandes problemas! No me acuerdo de esa nota, pero seguramente si una cosa de ese tipo está en una nota es porque ya se había escrito en el Evangelii gaudium. Seguro que es una cita de Evangelii gaudium”.+
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