Mons. Arancedo: "Un mayor compromiso con las exigencias sociales de la fe"
"El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta", precisó citando una carta de San Pablo a los Corintios.
"Este nivel de amor no es una utopía irrealizable, sí una realidad nueva que tiene su fuente en Jesucristo, es decir, en alguien con quien hoy puedo participar de su misma vida como gracia. Jesucristo no es un maestro que nos dejó una doctrina para que la cumplamos, sino su presencia viva que nos acompaña y hace posible la vida del Reino de Dios", sostuvo.
Monseñor Arancedo reiteró que "la fe tiene necesariamente una dimensión social" y afirmó que "en el campo social y político, la exigencia del mandamiento del amor tiene un compromiso para todo dirigente que se manifiesta cristiano".
"El mandamiento del amor recíproco, que constituye la ley de vida del pueblo de Dios, debe inspirar, purificar y elevar todas las relaciones humanas en la vida social y política", aseveró con una cita del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia.
"Esta es una tarea lenta que busca elevar las relaciones humanas en clave de una nueva 'civilización del amor' como le gustaba decir a san Juan Pablo II. Ello requiere de hombres y mujeres comprometidos con las exigencias sociales de la fe", concluyó.+
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