Mons. Aguer “conmovido” por el drama de la fiesta electrónica
Tras preguntarse “¿por qué ha ocurrido esto?”, afirmó que “detrás de todo esto hay manos manchadas con sangre”.
“¿Por qué ha ocurrido esto? Pareciera que la razón principal ha sido el consumo de drogas en ese contexto propio de una fiesta electrónica. Me hice una especie de ayuda memoria porque hay cosas que no quiero dejar pasar. Comienzo comentando que, es verdad, que había chicos que llevaban la droga consigo y entonces, quizás, vemos que los controles eran deficientes, supuesto que hubiera controles pero lo cierto es que adentro también se vendía. Se vendía ‘falopa’. Así se suele designar a la droga pero esta era ‘falopa falopa’, ‘falopa’ al cuadrado. Lo que quiero decir es que eran drogas hechas con porquerías”, advirtió.
“Detrás de esto hay algo de lo cual he hablado muchas veces y que es lo que se llamaba antes ‘la cultura del boliche’ y esto que vemos es un empeoramiento de esa ‘cultura del boliche’ que ahora se llaman fiestas electrónicas y que se llaman así porque se toca música electrónica”, agregó en su reflexión semanal por televisión.
Monseñor Aguer sostuvo que “estas fiestas no se pueden llamar fiestas porque la fiesta es un fenómeno típicamente humano. Los bichos no hacen fiestas” y afirmó que “aquí hay manos manchadas de sangre. Detrás de esto hay manos manchadas de sangre”.
“Hay mercaderes de almas y no solamente los que vendían la droga allí. Hay mercaderes de almas detrás de todo este negocio, esto es un gigantesco negocio hasta la miserable botellita de agua mineral, si era mineral y no de la canilla, que cobraban 50 o 100 pesos. Me indigna pensar cómo pueden ocurrir cosas así”, aseveró.
“Hay muchos problemas que hay que repensar en la sociedad argentina de hoy. Que tienen que repensar los padres, que tienen que repensar los educadores y también las autoridades porque acá hay un defecto general. No me vengan con esa historia de que ahora se hace así, a los chicos les gusta porque en realidad a los chicos hay que educarlos, a los chicos hay que tratar de evitarles los peligros que ponen en juego su vida. Es verdad que alguno no eran nada chicos porque tenían veinte pico de años”, concluyó.+
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