Los festejos comenzaron con una misa de acción de gracias presidida por monseñor Zecca y concelebrada por el asesor de la Pastoral de Juventud, presbítero Sebastián Sardo, a cuyo término hubo una cena llena de recuerdos, anécdotas, música y alegría.
Los jóvenes expresaron al obispo su agradecimiento por el apoyo y la confianza con la que los acompañó en este tiempo, de manera especial durante la organización del primer Espacio Joven en el histórico Congreso Eucarístico Nacional de Tucumán 2016.
Los miembros del departamento de Liturgia y Producción de Contenido prepararon el salón para la misa y el coro mientras que los de Administración y Logística se encargaron de la cena.
Al inicio Juan Pablo Zancarini, del Movimiento Juvenil Salesiano, recibió al arzobispo con unas palabras en alemán, idioma que monseñor Zecca habla con fluidez. Mariel Piñero, encargada del departamento de Pascua Joven y representante de la basílica de La Merced, leyó una carta llena de emoción y finalmente los coordinadores generales de la Comisión, Pamela Catán, Pablo Reyes y Matías Getar le hicieron entrega de una placa conmemoratoria.
Algunos párrafos de la carta
Desde el inicio de su ministerio episcopal, “usted nos habló de la importancia de la presencia de la Iglesia en la vida pública, siempre respetando nuestra legítima laicidad, la defensa de valores fundamentales como la vida desde su concepción hasta su término natural, del matrimonio y de la familia, nos manifestaba su preocupación en estos ámbitos, como obispo y hasta ahora lo sigue haciendo, por lo cual le damos gracias.”
“También recordamos con alegría su primera fiesta patronal de Nuestra Señora de la Merced, aquel 24 de septiembre cuando pedía al Señor, bajo la intercesión de la Redentora de Cautivos, que nos libre de la primera cautividad que es el pecado, y también de todas las cautividades que sufrimos, y así podamos vivir la verdadera libertad de los hijos de Dios. Algo que nos tocó muy de cerca a los jóvenes fue cuando decía que en estos tiempos vivíamos la tentación del ‘todo vale’, de la ausencia de verdad y nos llamaba a vivir en la verdad y el amor, a imitar a nuestra Madre de Misericordia, brindarnos a los más necesitados y no volver la cara al sufrimiento del prójimo.”
“Sin dudas, desde el primer momento nos impulsó y animó en la tarea pastoral, fueron años de mucha misión, mucho trabajo, en los que esperamos haberlo acompañado con nuestro servicio y fidelidad. Destacamos los últimos años donde tuvimos la gracia de ser sede del XI Congreso Eucarístico Nacional. De manera especial queremos agradecerle por la confianza depositada en nosotros a la hora de aceptar este espacio que se le daba a los jóvenes por primera vez en un Congreso Eucarístico Nacional, el “Espacio Joven” un regalo de Dios a la juventud, y un gran desafío para nosotros; son muchos los frutos que inmerecidamente seguimos viendo en la arquidiócesis”.
“El 2016 fue un año de muchas bendiciones para nuestro pueblo: vivimos el año jubilar de la Misericordia, fuimos anfitriones del Congreso Eucarístico Nacional y vivimos plenamente el Bicentenario de la Patria; y como Iglesia Joven tuvimos nuestra participación en diferentes oportunidades, por lo cual damos gracias a Dios, aunque no podemos perder de vista que también fue un año de profunda purificación por muchas dificultades y sufrimientos, frente a los que siempre nos animaron sus palabras en las que nos pedía insistentemente, que seamos jóvenes íntegros, firmes en la fe, formados y comprometidos con nuestra sociedad, que seamos inteligentes y pongamos nuestras virtudes y dones al servicio de la comunidad, para hacer crecer nuestra amada Patria, y sobre todo que no dejemos que nos roben la esperanza, sino que sepamos confiar en la providencia de Dios que saca cosas buenas, aun de aquellas que son muy malas ¡Gracias por tantas enseñanzas, monseñor!”
Por último, “la Comisión Arquidiocesana de Pastoral de Juventud le agradece por estos años de acompañamiento en cada acción pastoral, en cada nuevo desafio, por hacerse cercano con su confianza y oración, y así también por las muchas enseñanzas que nos deja. Damos gracias a Dios por su vocación sacerdotal, por su ministerio episcopal, y por su servicio en esta arquidiócesis, su diócesis. Nos mantenemos en oración por su salud y por la futura misión que Dios le mande. Lo encomendamos a la Virgen de La Merced y a San Miguel Arcángel.”
La noche cerró con un brindis y la bendición del Arzobispo.+
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