Último adiós al padre Tridenti, párroco emérito de la Medalla Milagrosa de El Talar
San Isidro (Buenos Aires) (AICA): El presbítero Luis María Tridenti, de 93 años, falleció en las últimas horas tras prestar un ministerio fructífero y brindar un servicio incansable en la parroquia Medalla Milagrosa de la localidad bonaerense de El Talar, de la que era párroco emérito. Los restos del sacerdote fueron velados en el Hogar de Ancianos Marín e inhumados en el cementerio de la Casa de Ejercicios Mons. Aguirre, de Victoria. El obispo auxiliar de San Isidro, monseñor Martín Fassi, presidió la misa de exequias.
Los restos del sacerdote fueron velados en el Hogar de Ancianos Marín, donde residió sus últimos años de vida, e inhumados en el cementerio de la Casa de Ejercicios Mons. Aguirre, de Victoria.
En tanto, la misa de exequias fue presidida por el obispo auxiliar de San Isidro, monseñor Martín Fassi.
Luis Tridenti nació el 3 de marzo de 1924 y se ordenó sacerdote el 5 de agosto de 1962. Llegó a la recién creada parroquia Medalla Milagrosa, de El Talar, en febrero de 1985, un día cercano a su cumpleaños.
Como párroco le tocó acompañar a varios sacerdotes jóvenes que llegaban a la parroquia y comenzaban su ministerio allí o para vivir su segundo destino.
El obispado de San Isidro destacó que la presencia del sacerdote en el barrio era “la de un vecino que salía todas las mañanas para hacer las compras para comer, que compartía la charla con quien se encontraba y siempre tenía una sonrisa o una palabra afectuosa”.
“Era el cura tranquilo que caminaba el barrio y tenía tiempo para todos. Muchas veces, antes de la misa de la tarde, se lo encontraba en el templo, rezando la Liturgia de las Horas por los suyos y esperando a la gente que llegaba a compartir la celebración”, subrayó.
“Saludaba con sus grandes manos, que con sus dedos largos impresionaban a los más pequeños. No era de muchas palabras, pero no le faltaban gestos de bondad”, agregó.
El presbítero Tridenti estuvo en la parroquia hasta 1999 aproximadamente, cuando pasó a ser párroco emérito y acompañó a la comunidad algunos años más viviendo con una familia que lo recibió con cariño.
“Su recuerdo sigue presente en los más grandes con sus charlas serenas, su palabra justa, su actitud siempre atenta. Su memoria continúa haciendo presente al Dios Bueno que no juzga, sino que siempre tiene una palabra de aliento a quien lo busca. Es bueno darle gracias al Señor por habernos permitido conocerlo un poco más de la mano del presbítero Luis Tridenti”, concluyó el obispado.+
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