Una multitud de fieles en el aniversario de la coronación pontificia de la Virgen de Itatí
Félix Barboza, director general de Coordinación Interior de la Policía local, dijo a la prensa que hubo alrededor de 200.000 personas en el pueblo y tuvimos 60.000 peregrinos que llegaron a caballo y en bicicleta, principalmente de San Luis del Palmar y lugares desde donde es tradicional la llegada de ciclistas, como Itá Ibaté, Monte Caseros y Posadas.
También había peregrinos de las localidades chaqueñas de Villa Ángela, Las Breñas, Quitilipi, Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe.
El gobernador de Corrientes, Ricardo Colombi y los candidatos a sucederlo Gustavo Valdés y Camau Espínola, además, el vicegobernador Gustavo Canteros; el ministro del Superior Tribunal de Justicia de Corrientes, Fernando Niz, y la viceintendenta de la ciudad de Corrientes, Any Pereyra, participaron de la procesión y de la misa, entre otras autoridades.
La fiesta comenzó a la hora cero del domingo 16 de julio con el saludo a María de Itatí, con palabras y bendición del arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap.
Nos hemos alejado mucho de los pobres y necesitados: danos, Madre querida, la gracia de tener una mirada misericordiosa hacia ellos y tratarlos con amor y con gestos concretos de solidaridad, antes de que ellos tengan que pedirnos una ayuda. Y te damos gracias por aquellos jóvenes y adultos, entre ellos también hay funcionarios y empresarios, que se prodigan en favor de los que menos tienen, están cerca de ellos y colaboran para hacer que sus vidas sean más llevaderas, pidió el prelado. Texto de la oración
Procesión náutica y encuentro con la Virgen de Caacupé
Tras la procesión náutica por el medio del río Paraná, en el muelle de la ciudad correntina se produjo el encuentro de las imágenes de la Virgen de Itatí y la Virgen Nuestra Señora de Caacupé, patrona del Paraguay.
Desde allí encabezaron la procesión por las calles hasta la basílica mariana, donde monseñor Stanovnik presidió la misa central, en la que insistió en pedir por la reconciliación de los argentinos y se refirió al reciente caso de funcionarios municipales itateños acusados de narcotráfico.
También hoy nos acechan hordas salvajes, que piratean por el río y se mueven libremente por nuestras calles, sembrando destrucción y muerte. Algunas son más visibles que otras; las hay disfrazadas y seductoras; asestan dardos mortíferos en los más vulnerables, como son los niños y los jóvenes, ofreciéndoles una salida fácil y placentera, pero tan efímera como devastadora, advirtió.
Escucha, Madre, el clamor de tus hijos, protégelos con tu manto maternal y, al mismo tiempo, dales la sabiduría y la luz para ver dónde está el verdadero enemigo de la condición humana, el padre de la mentira, el que engaña con la promesa de alcanzar una vida feliz y segura en poco tiempo y sin esfuerzo alguno, rogó.
Tiernísima Madre, así como cuidaste a nuestros antepasados, míranos también hoy a nosotros que humildes recurrimos a vos; enséñanos a ser verdaderos peregrinos, a bajarnos de nuestras comodidades, y aprender a caminar uno junto al otro, atentos al que está a nuestro lado, y dispuestos siempre al servicio, especialmente a los más necesitados, sostuvo.
El prelado también imploró: Tiernísima Madre, tus hijos e hijas que peregrinamos en esta bella, rica y bendita tierra argentina como te decíamos a medianoche al saludarte ponemos en tu corazón un clamor muy profundo que surge de nuestro corazón: te imploramos que nos ayudes a los argentinos a construir puentes de fraternidad entre todos. Somos como una tierra árida llena de resentimientos, prejuicios y rencores, que clama por una lluvia mansa de perdón, de reconciliación, de verdad y de justicia. Enséñanos, Madre, caminos de superación y reparación del tremendo daño que nos causaron, y aún causan, los continuos enfrentamientos y divisiones, en los que nos encontramos enredados. ¡Muéstranos a Jesús, Él es nuestra paz!
No olvidemos que para sostener una respuesta generosa a Dios y al prójimo, necesitamos que nuestra mirada se encuentre con la tierna mirada de nuestra Madre, descubrirnos sus hijos y hermanos de Jesús, querernos un poco más y darnos cuenta de que lo único que realmente vale la pena en la vida es gastarla en bien de los otros, porque es por ese camino que la felicidad tan anhelada nos irá sorprendiendo a cada paso. ¡Tierna Madre de Itatí! Ruega por nosotros, concluyó.+
Texto de la homilía
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