El obispo aseveró que lo único que reconocerían es la transgresión de la ley civil, hasta cierto punto. Lo más importante para ellos es la libertad casi absoluta y sus propias verdades. Para estas personas no tiene importancia nuestra fe en Dios, creador del universo y de los hombres y -mucho menos- que Dios sea Padre amoroso para nosotros.
Sin embargo, monseñor Han Lim Moon señaló que esta postura trae consecuencias graves. Primero, al desconocer su origen en Dios pierde la noción de dónde viene y a dónde va. En segundo lugar, al insistir en que cada uno tiene sus verdades, muchas veces contradictorias entre sí, trae una confusión y caos inclusive sobre su propia identidad como persona. Por último, el que es más poderoso impone su verdad sobre los otros. Es la tiranía del fuerte. Parece que el hombre se ha convertido en Dios, manifestó.
El prelado aclaró que a pesar de todo esto, hay una voz interior que no se puede callar, la conciencia, que nos pregunta insistentemente: ¿Lograste llenar tu corazón con la satisfacción duradera y plena? ¿Tu corazón no es demasiado grande como para llenarlo del todo, aunque intentes con muchas cosas?. Además, hay un segundo elemento que es un sentimiento punzante, continuo, que aparece después de haber cometido alguna transgresión o falta grave y que no se puede anestesiar del todo: el remordimiento, agregó. Y marcó un tercer elemento que aparece en el Evangelio de hoy que es una voz exterior, que grita como Juan el Bautista y que invita a la conversión de todos nosotros. Esta voz es muy importante porque explicita la razón por la cual uno tiene que convertirse y nos impulsa a hacerlo, afirmó.
Ante estos tres elementos, hay dos posturas posibles: una es empecinarse más para callar la voz de la conciencia y anestesiar el remordimiento. La segunda es lo contrario, reconocer, motivado por el remordimiento, que uno cometió alguna falta y aceptar progresivamente la voz de la conciencia que conduce al hombre hacia la verdad. El que toma esta segunda postura comienza a entrar en la Buena Noticia de Jesús, que conduce a la vida a través de su perdón, añadió.
Para finalizar, el obispo concluyó que la Buena Noticia de hoy es que Dios habla a cada uno sin excepción a través de la conciencia y del remordimiento, y la Iglesia, como profeta, proclama invitando a nuestra conversión. +
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