Mons. Arancedo: “El desafío argentino es la equidad y la solidaridad”

Mons. Arancedo: “El desafío argentino es la equidad y la solidaridad”

Mons. Arancedo en la casa de ejercicios El Cenáculo (La Nación) ver más
Buenos Aires (AICA): El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, expresó la preocupación de la Iglesia por la corrupción en el país, y reiteró que “la crisis en el fondo siempre es moral”. En una entrevista con el diario La Nación, el prelado consideró que el desafío argentino es la equidad y la solidaridad, y aseguró que para salir de la pobreza “hay que crear empleos. La asistencia tiene un límite. Hay que generar producción, trabajo, crecimiento, y eso requiere inversión y no solamente de afuera¨.
El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, expresó la preocupación de la Iglesia por la corrupción en el país, y reiteró que “la crisis en el fondo siempre es moral”.

“La economía real no puede quedar supeditada a un juego financiero. Debe estar siempre supeditada a lo político. No debe atentar contra el desarrollo y el crecimiento”, advirtió en una entrevista al diario La Nación, al referirse al acuerdo con los holdouts y los casos de “Panamá Papers”.

El prelado consideró que el desafío argentino es la equidad y la solidaridad, y aseguró que para salir de la pobreza “hay que crear empleos. La asistencia tiene un límite. Hay que generar producción, trabajo, crecimiento, y eso requiere inversión y no solamente de afuera".

Asimismo, destacó las mediciones de la pobreza y la indigencia del Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina y afirmó que para mejorar la situación social no hay que esperar solamente que lleguen inversiones desde el exterior

Entrevista con el diario La Nación

Para la Iglesia, el país no tiene que esperar soluciones de afuera. Lo explicó a La Nación el presidente del Episcopado y arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo.

"Para salir de la pobreza hay que crear empleos. La asistencia tiene un límite. Hay que generar producción, trabajo, crecimiento, y eso requiere inversión y no solamente de afuera", explicó Arancedo, al concluir la primera asamblea plenaria del año, en la que 108 obispos pasaron revista a la situación del país.

El titular del Episcopado respaldó las mediciones de la Universidad Católica Argentina (UCA), que evaluó un repentino crecimiento de la pobreza en los primeros tres meses del año, frente a la sorpresa del Gobierno, que no reaccionó, como ocurría con frecuencia en la etapa anterior. "Hoy la pobreza ronda el 32% y no hay que asustarse del trabajo de la UCA. Hay que mostrar la realidad y asumir conductas y comportamientos para superar la pobreza. Eso nos compromete a todos", resumió.

Los obispos concluyeron el encuentro estampando su firma a un documento sobre el Bicentenario, que la Iglesia difundirá en torno del 8 de mayo, Día de la Virgen. El pronunciamiento, anticipó Arancedo, se resume en una metáfora: la Casa de Tucumán. "La Independencia nació en una casa prestada y allí se tejieron lazos profundos. Esa imagen tiene que iluminar el futuro de nuestra patria", apuntó el arzobispo.

-¿Qué plantea la Iglesia en el documento?
-Queremos darle relevancia al Bicentenario. El país nació en una casa prestada, y en esa casa se tejieron lazos profundos. Esa imagen de la casa es la que debemos construir hoy. Vemos la patria como una casa grande, en la cual todos estamos llamados a participar y ser protagonistas.

-¿Qué desafíos impone la situación social?
-Los desafíos de la equidad y la solidaridad. Es importante fortalecer la cultura del diálogo y del encuentro, la honestidad, la ejemplaridad y el trabajo, junto a la exigencia moral de equidad y solidaridad, especialmente de quienes más tienen y pueden.

-¿Avala el Episcopado el informe de la UCA sobre la pobreza?
-Sí, es una realidad que medimos desde hace varios años. No hay que asustarse del trabajo que hace la UCA con sus técnicos de alta calificación. No hay que temer a una palabra que puede parecer fuerte, pero quiere ser también un diagnóstico claro y fidedigno.

-¿Llamó la atención que se marcara un crecimiento tan repentino de la pobreza en los primeros meses del nuevo gobierno?
-Eso es lo que surgió. Evidentemente, hubo ajustes. No puedo hablar técnicamente, pero no dudo de la seriedad del trabajo de la UCA. Siempre actuó con mucha responsabilidad, con mucha seriedad y con mucho espíritu de servicio y de compromiso con el país. No hay que asustarse.

-¿La problemática del empleo es una deuda pendiente?
-Sí, la Argentina tiene que volver a una etapa fuerte de inversión, no solamente de afuera; también, de adentro. Una inversión que vaya generando fuentes de trabajo. El nivel de empleo habla también de los niveles de crecimiento y de producción de una comunidad. Y esto requiere inversión.

-¿De eso hablarán mañana los obispos de Pastoral Social con las organizaciones sindicales?
-La Comisión de Pastoral Social viene acompañando desde siempre la realidad social. Para salir de la pobreza hay que crear empleos. Las ayudas de coyuntura son relativas. La asistencia tiene un límite. Hay que generar producción, empleos, crecimiento, y eso requiere inversión y no solamente esperar de afuera. También los argentinos deben confiar y poner sus talentos y bienes al servicio de la patria, de la casa grande.

-¿Hay espíritu de coincidencias para construir esa casa común?
-En las palabras, creo que sí. Las diversidades políticas son necesarias, pero tienen que comprometerse en políticas comunes para generar empleo, debe haber grandes proyectos e ideales. El momento actual es un desafío a las clases dirigentes. La Argentina tiene que reconstruir una unidad en la amistad social, que está muchas veces quebrada. En eso somos todos responsables. El Bicentenario nos reclama a todos los dirigentes, me incluyo, actitudes superiores.

-¿La Justicia actúa bien?
-Un país necesita que los poderes actúen con independencia, que sean libres y sean ejemplares para la sociedad. Todos necesitamos y deseamos que la Justicia marque el cumplimiento de la ley. Es importante la vigencia de las instituciones de la Constitución para favorecer la integración y superar el nivel social de una comunidad.

-¿Es una señal negativa que tantos funcionarios del gobierno anterior tengan que rendir cuentas a la Justicia?
-No es negativa si existen motivos verdaderos. Si es simplemente una vendetta, no. Si hay razones y la Justicia ve que hubo corrupción, tiene toda la obligación de actuar. Si, en cambio, la Justicia va a depender de la política no estamos en un planteo de independencia de poderes. No hay que temerle a la Justicia.

-Los obispos denuncian desde hace varios años la corrupción. ¿No se le puede poner freno?
-Es difícil. Nos preocupa la corrupción, porque es una mentira. La mentira es negar la verdad a otro. Y la corrupción es negar. La crisis en el fondo siempre es moral. El poder muchas veces termina permitiendo estas actitudes. A mayor altura, las tentaciones son mayores.

-¿El acuerdo con los holdouts y los casos de Panamá Papers rectivan la condena de Francisco a la especulación financiera y la primacía de los mercado?
-La economía real no puede quedar supeditada a un juego financiero. Debe estar siempre supeditada a lo político. No debe atentar contra el desarrollo y el crecimiento.+

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