Motivados por el obispo diocesano, monseñor Hugo Nicolás Barbaro, y acompañados por los sacerdotes Tomás Gallarato y Daniel Segovia, los jóvenes visitaron a las familias afectadas para llevar un poco de alegría y realizar momentos de oración y meditación. En las visitas, también invitaban a participar de la misa que se celebró en la parroquia Santa Cruz.
Misa con el obispo en la catedral
El miércoles de ceniza, los misioneros y un nutrido número de fieles, pudieron asistir a la misa presidida por el obispo en la catedral San Roque, y dar inicio al tiempo de Cuaresma.
Refiriéndose al pensamiento del papa Francisco, el obispo habló de los ídolos ante los que tendemos a inclinarnos los hombres. El egoísmo nos centra solo en nuestro interés y no deja espacio a Dios ni a los demás, incluso a los seres queridos, señaló monseñor Barbaro y continuó: El orgullo nos pone por encima incluso del mismo Dios. La pereza y tantas pasiones acaban gobernando la vida impidiendo que seamos verdaderamente libres y vivir felices como buenos hijos de Dios. Para eso, la Iglesia nos invita a poner remedio, manifestó el obispo, invitándonos a la oración que nos ayuda a reflexionar sobre lo que tiene que cambiar en nuestra vida; al ayuno que lleva a dominar nuestras tendencias desordenadas; a la limosna que nos saca de nosotros mismos y nos centra en las necesidades de los demás. Además, el prelado animó a los fieles a buscar la purificación en el Sacramento de la Reconciliación.+
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