Falleció Eduardo Righetti, por 53 años cara visible de Editorial Claretiana

El miércoles 26 de abril, a las 16, tras padecer por varios años leucemia, falleció en Lomas de Zamora, Eduardo Righetti quien, por más de medio siglo fue la cara visible de Editorial Claretiana.

El velatorio de sus restos se efectuó en una casa de sepelios al lado del obispado de Lomas de Zamora, donde el padre Alfredo Paulín CMF, de la comunidad claretiana de Constitución, rezó un responso en el que recordó con emoción cuando él era seminarista y Eduardo visitaba las comunidades y recorría el interior del país.

El miércoles 26 de mayo, al cumplirse un mes del fallecimiento, se celebrará una misa exequial en la parroquia del Inmaculado Corazón de María, en el barrio porteño de Constitución.

Comunicado de Editorial Claretiana
Con motivo del fallecimiento, Editorial Claretiana emitió un comunicado en el que tras informar el fallecimiento de quien fuera "durante 53 años la cara visible de nuestra Editorial, el señor Eduardo Righetti", expresa:

"Desde su fundación, el 16 de julio de 1956, y con tan sólo 17 años, Righetti transitó el mundo del libro católico con una pasión y un compromiso que lo distinguió durante toda su vida.

"Eduardo era el recuerdo vivo de aquellos primeros años de Claretiana, cuando su fundador, el padre Alfonso Milagro, misionero claretiano autor de varios libros de espiritualidad, entre ellos el clásico 'Cinco minutos con Dios', diera forma y vida a lo que hoy es nuestra Editorial hace ya 60 años.

"Aquel joven entusiasta se fue dejando el encanto de la pasión misionera que los Claretianos recibieron como herencia de su fundador, San Antonio María Claret, quien con visión profética descubrió en la imprenta un medio de difusión eficaz y masivo para el anuncio del Evangelio; y en el libro, 'un evangelizador que nunca se cansa'.

"De una conducta y constancia única, supo ser el primer vendedor que hizo camino, llevando a Claretiana al interior del país. Todos recordamos en su despedida de la Editorial, aquel cariñoso agradecimiento a su esposa, que quedaba cuidando a sus pequeños hijos mientras él hacia giras interminables, difundiendo el material de aquella incipiente editorial. Una vez más demostraba en ese gesto amoroso, el reconocimiento del esfuerzo del otro para que él pudiera realizar el suyo propio. Así era Eduardo. Sus logros eran los logros de todos. Su esfuerzo era el esfuerzo de todos. Soñó y luchó por una empresa que fuera como una gran familia, donde todos colaboraran generosamente sin competencias ni exitismos. Ese es su mayor legado, que aún intentamos vivir.

"Todos guardamos una anécdota con él que nos emociona y que deja al descubierto su humanidad y su solidaridad. Trataba de igual forma a todos. No había diferencia ni en su voz ni en su mirada. De hablar campechano y casi tanguero, guardaba la sencillez del barrio y la picardía saludable de los años. Austero, ético y coherente en sus convicciones, inspiraba respeto más allá de cualquier disenso.

"Eduardo fue mucho más que un gerente comprometido y entusiasta. Para muchos de los que lo conocimos y hacemos Claretiana, fue el que nos dio trabajo, nos brindó un consejo, fue amigo, maestro y compañero sensible y paciente para la escucha. Sabía encontrar el valor en cada persona y justificar por ello sus debilidades; guiaba, no mandaba, construyó su autoridad por el respeto y no por el miedo, corregía fraternalmente, como un padre, no juzgaba aunque sabía claramente dónde poner el límite y dónde llamar la atención. Sin muchas palabras pero con el mensaje justo y preciso de quien vivió y atesora lo importante para sí mismo y para los demás.

"Nuestra fe celebra su Pascua, pero nuestro corazón experimenta la inevitable pena de la despedida final. En nuestro recuerdo vivirá siempre. Y sabemos que estará cuidándonos y guiándonos desde donde esté, como siempre supo hacer. Que descanses en paz querido hermano. Amén".

En julio de 2009 se despidió de Editorial Claretiana
El 3 de julio de 2009, con ocasión del homenaje y despedida de Editorial Claretiana, tras 53 años de servicio, AICA publicó la siguiente nota informativa.

En una emotiva ceremonia, Editorial Claretiana despidió a su gran colaborador, gerente y amigo Eduardo Righetti, quien después de 53 años de servicio y entrega decidió retirarse del mundo del libro católico con una trayectoria intachable y una entrega apasionada por la Misión Claretiana.

La primera parte de la despedida y homenaje consistió en una celebración eucarística que se realizó en la iglesia del Inmaculado Corazón de María, el viernes 12 de junio, en un ambiente íntimo y festivo, aunque conmovedor, en la que participaron activamente el personal, directivos, familiares y amigos de Editorial Claretiana y a la que asistieron amigos y representantes de otras editoriales, como también de la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA).

Las palabras del director de la Editorial, padre Gustavo Larrazábal CMF, que presidió la Eucaristía, se basaron en el recuerdo y profundo agradecimiento hacia quien, con abnegado sacrificio, recorrió diferentes etapas de la vida de la Editorial y fue su mejor representante y cara visible durante todos los 53 años desde su Fundación, el 16 de julio de 1956, hasta el presente.

Hubo además demostraciones de afecto y reconocimiento de parte de los empleados que entregaron obsequios en el momento de la acción de gracias, signo de quien, no sólo era el gerente, sino el compañero paciente y dispuesto siempre a escuchar y aconsejar como un padre o un amigo, según se dijo en la ocasión.

Finalizada la misa, se compartió con los presentes un brindis durante el cual se vivieron momentos de emoción y sorpresas.

Eduardo Righetti ingresó a la incipiente Editorial Claretiana el 1 de septiembre de 1956 de la mano de su fundador el sacerdote claretiano padre Alfonso Milagro, autor de varios libros de espiritualidad, entre ellos el clásico “Cinco minutos con Dios” con 1.800.000 ejemplares editados. Con tan sólo 17 años Eduardo comenzó a transitar por un camino desconocido, pero con la confianza de quien espera sin preguntar y confía sin dudar. Tanto esfuerzo y entrega quedarán impresos para siempre en la historia de una Editorial soñada por el padre Alfonso Milagro con el espíritu de San Antonio María Claret, fundador de los Misioneros Claretianos: “evangelizar empleando todos los medios posibles”. Camino que hoy sigue recorriendo con el mismo ardor y la misma fe.+

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