Es tarea del cristiano hacer resplandecer la luz de Cristo en el mundo, dijo el Papa

Es tarea del cristiano hacer resplandecer la luz de Cristo en el mundo, dijo el Papa

Ciudad del Vaticano (AICA): “Jesús nos invita a no tener miedo de vivir en el mundo, aún cuando a veces uno se tope con condiciones de conflicto y de pecado”, dijo este domingo el papa Francisco en su reflexión previa al rezo del ángelus. El pontífice exhortó de esta manera a los cristianos, a vivir en el mundo “la presencia y el testimonio” siendo “sal” y “luz”.
“Jesús nos invita a no tener miedo de vivir en el mundo, aún cuando a veces uno se tope con condiciones de conflicto y de pecado”, dijo este domingo el papa Francisco en su reflexión previa al rezo del ángelus. El pontífice exhortó de esta manera a los cristianos, a vivir en el mundo “la presencia y el testimonio” siendo “sal” y “luz”.

Al referirse al Evangelio del hoy, Francisco explicó: “La sal es el elemento que da sabor, a la vez que conserva y preserva los alimentos de la corrupción. Por tanto, se llama al discípulo a mantener alejados de la sociedad los peligros, los gérmenes que corroen y contaminan la vida de las personas”.

“Se trata -dijo- de resistir al pecado, a la degradación moral, dando testimonio de valores como la honestidad y la fraternidad, sin caer en las adulaciones mundanas del arribismo, del poder y de la riqueza. Es “sal” el discípulo que, a pesar de las equivocaciones cotidianas, se levanta del polvo de sus errores, y vuelve a comenzar con coraje y con paciencia, todos los días, buscando el diálogo y el encuentro con los demás. Es “sal” el discípulo que no busca el consenso y el aplauso, sino que se esfuerza en ser una presencia humilde y constructiva, siendo fiel a las enseñanzas de Jesús, que ha venido al mundo, no para ser servido, sino para servir. ¡Y hay tanta necesidad de esta actitud”, expresó el Papa.

“La segunda imagen que Jesús propone a sus discípulos –continuó el pontífice- es la de la luz: «Ustedes son la luz del mundo». La luz disipa la oscuridad y permite ver. Jesús es la luz que ha disipado las tinieblas, pero éstas aún permanecen en el mundo y en las personas en singular".

"Es tarea del cristiano dispersarlas, haciendo resplandecer la luz de Cristo y anunciando su Evangelio. Se trata de una irradiación que también puede derivar de nuestras palabras, pero que debe brotar, sobre todo, de nuestras «buenas obras».

“Un discípulo y una comunidad cristiana son luz del mundo cuando guían a los demás hacia Dios, ayudando a cada uno a vivir la experiencia de su bondad y de su misericordia. El discípulo de Jesús es luz cuando sabe vivir su fe, fuera de los espacios restringidos, cuando contribuye a eliminar los prejuicios, las calumnias, y a hacer que entre la luz de la verdad en las situaciones que están viciadas por la hipocresía y por la mentira”.

“Jesús – concluyó - nos invita a no tener miedo de vivir en el mundo, aún cuando a veces nos topemos con situaciones de conflicto y de pecado. Frente a la violencia, la injusticia y la opresión, la Iglesia no puede encerrarse en sí misma o esconderse en la seguridad de su propio círculo; no puede abandonar su misión de evangelización y de servicio.

Que la Santísima Virgen nos ayude a ser sal y luz en medio de la gente, llevando a todos, con la vida y con la palabra, la Buena Noticia del amor de Dios”. +

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