Mons. Martínez animó a renovar el compromiso de evangelizar
“La razón de ser de la Iglesia y de nuestra diócesis es evangelizar. Es importante recordarlo en este tiempo pascual donde el encuentro con el Cristo resucitado, debe animarnos en renovar nuestra condición de discípulos y misioneros”, subrayó.
“El tiempo pascual nos anima a continuar con nuestro compromiso alegre de evangelizar. Sabemos que no es fácil. Hay muchos que expresan odio y hasta violencia contra los cristianos con descalificaciones y condenas calumniosas e injustas. Siempre en la evangelización hay una dimensión de martirio y pascua”, reconoció y agregó: “Aún así nadie nos puede quitar la alegría del Evangelio que tenemos, y que la Iglesia anuncia desde hace 2.000 años”.
El prelado detalló rasgos espirituales y pastorales que los cristianos deben tener tanto a nivel personal, como en las comunidades: “La Historia de la humanidad, a la que Dios nunca abandona, transcurre bajo su mirada compasiva. Dios, ha amado tanto nuestro mundo que nos ha dado a su Hijo. Él anuncia la buena noticia del Reino a los pobres y a los pecadores. Por esto, nosotros, como discípulos de Jesús y misioneros, queremos y debemos proclamar el Evangelio, que es Cristo mismo”.
“Anunciamos a nuestros pueblos que Dios nos ama, que su existencia no es una amenaza para el hombre, que está cerca con el poder salvador y liberador de su Reino, que nos acompaña en la tribulación, que alienta incesantemente nuestra esperanza en medio de todas las pruebas. Los cristianos somos portadores de buenas noticias para la humanidad y no profetas de desventuras”, aseguró.
“La Iglesia debe cumplir su misión siguiendo los pasos de Jesús y adoptando sus actitudes. Él, siendo el Señor, se hizo servidor y obediente hasta la muerte de cruz; siendo rico, eligió ser pobre por nosotros, enseñándonos el itinerario de nuestra vocación de discípulos y misioneros… En el rostro de Jesucristo, muerto y resucitado podemos ver, con la mirada de la fe el rostro humillado de tantos hombres y mujeres de nuestro pueblo y, al mismo tiempo, su vocación a la libertad de los hijos de Dios, a la plena realización de su dignidad personal y a la fraternidad entre todos”.
Por último, monseñor Martínez afirmó que “la Iglesia está al servicio de todos los seres humanos, hijos e hijas de Dios”, y expresó su deseo profundo de que “podamos como diócesis y como cristianos ser testigos de la Pascua”.+
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