Mons. Zanchetta a los seminaristas: “¡Bienvenidos a su casa!
Luego de la misa en la catedral, caminaron en procesión hasta las puertas del seminario. Allí, monseñor Zanchetta dirigió unas palabras a los presentes.
“Tienen delante de ustedes el edificio que alberga el corazón de la diócesis de la Nueva Orán, porque eso es el seminario. Es escuela de pastores, es santuario donde pisamos la tierra sagrada de la vocación al ministerio ordenado, es el lugar donde se forjan los simples servidores del evangelio”, expresó.
Asimismo, afirmó que el seminario “es la obra de todo el pueblo de Dios que peregrina en estas tierras, bendecidas y fecundadas por la sangre de sus misioneros más insignes: los Siervos de Dios, presbíteros Pedro Ortíz de Zárate y Juan Antonio Solinas, con sus compañeros laicos”.
“A ellos los sentimos muy presentes entre nosotros porque son – sin dudas – esos testigos fieles que nos siguen alentando a dar la vida en el norte de nuestra patria con el único anhelo de continuar lo que ellos empezaron: Anunciar a Jesucristo con alma, vida y corazón”, aseguró.
“Mis queridos seminaristas: ¡Bienvenidos a su casa!”, les dijo el prelado, quien destacó el esfuerzo de la comunidad, la cual rezó mucho “para que la obra comenzada en ustedes por Jesús, el buen pastor, llegue a feliz término y puedan ser pastores con ‘olor a oveja’, como nos pide nuestro querido papa Francisco”.
Luego, agradeció a los sacerdotes por su testimonio de entrega diaria, “por multiplicar esfuerzos para servir al pueblo de la Nueva Orán, en un territorio tan vasto y siendo tan pocos”.
“Esos buenos ejemplos han ayudado para que el Señor nos bendiga con la vocación de estos jóvenes y de los que vendrán”, concluyó monseñor Zanchetta.+
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