Sobre el martirio en nuestros días, habló Mons. Aguer
El prelado platense explicó que “desde la primera generación cristiana el testimonio de Jesús ha sido pagado, muchas veces, con sangre. Y ha sido pagado gozosamente con sangre”, aunque “no sólo ha habido mártires en las primeras generaciones cristianas sino que hubo mártires a lo largo de la historia”, recordando que “en el siglo XX se efectuaron persecuciones atroces contra la Iglesia”.
“En el calendario litúrgico de la Iglesia hay, a lo largo del año, numerosas celebraciones en honor de los mártires. Desde la primera generación cristiana el testimonio de Jesús ha sido pagado, muchas veces, con sangre. Y ha sido pagado gozosamente con sangre”, comenzó su reflexión monseñor Aguer, y agregó:
“Si ustedes leen, por ejemplo, las cartas de San Ignacio de Antioquía, de fin del siglo I y principios del siglo II, verán con qué alegría ese hombre, llevado preso desde su Antioquía natal hacia Roma, iba recorriendo las comunidades cristianas y escribiendo cartas a unos y a otros, proponiendo el martirio como una forma fundamental, gozosa, de vida cristiana, porque es el camino que siguió Jesús para llegar a la gloria. Y como digo San Ignacio de Antioquía podría citar muchos otros Padres de la antigüedad”.
“Pero no sólo hubo mártires en las primeras generaciones cristianas sino que los hubo a lo largo de toda la Historia. Algunos sostienen que Luis XVI, al que le cortaron la cabeza en la Plaza principal de París, era un santo. En otro orden de cosas la Familia Imperial de Rusia liquidada por los bolcheviques ha sido canonizada por la Iglesia Ortodoxa Rusa. En el siglo XX hubo persecuciones atroces contra la Iglesia como por ejemplo la del comunismo español, antes y durante la Guerra Civil; también en México aproximadamente en la misma fecha. Los Papas intervinieron allí y recuerdo las encíclicas alusivas acerca de eso mostrando que, efectivamente, la Iglesia era perseguida hasta la sangre. Y existen mártires hoy día también”.
“No sé cómo habría que acomodar el concepto de mártires pero seguramente se enteraron lo que ocurrió hace poco en Paquistán donde cristianos que celebraban alegremente la Pascua fueron diezmados por la furia de Estado Islámico o los jihadistas o como se le llamen. Aquí hay algo que llama la atención: no quiero meterme en honduras, pero existe un problema serio porque se dice que hay un islamismo extremista y otro que no lo es”.
“Volviendo al tema de lo sucedido en Paquistán, donde han sido asesinados por el hecho de ser cristianos, no me detengo solo en ese caso porque hay otros atentados horrendos como el ocurrido recientemente en Bélgica y en tantos otros lugares. Uno no sabe cómo calificar eso que es un verdadero un horror de inhumanidad”.
Luego señaló que “existen otros tipos de martirio que la Iglesia ha sufrido siempre y que sufre hoy, martirios incruentos. Me refiero a la presión tremenda, invasiva, de una cultura descristianizada sobre los cristianos y el efecto se nota especialmente en los jóvenes. Por ejemplo el ansia de poder y de dinero que se exhibe impúdicamente, la lujuria que aparece en las noticias de espectáculos y en la farándula, a veces con la ridícula mezcla de políticos y vedettes y ese tipo de cosas. Todo eso también es una especie de persecución porque esas cosas atraen, impresionan enormemente, hacen mal en cuanto que exhiben con desparpajo, como si fuera normal y bueno lo que debe ser reconocido como pecado”.
El arzobispo platense señaló que “uno de los slogans que más oigo es: “así hacen todos”, “así se hace ahora”. Se copia, se imita y las modas son implacables. Quien resiste también es un mártir, quien puede resistir es un mártir y sólo se puede resistir a costa de una gran fortaleza, no la mera fortaleza psicológica de un varón o una mujer. Es la fortaleza que viene de la gracia de Cristo, es la virtud de fortaleza”.
A modo de reflexión final dijo que “ese es el problema que se nos plantea, pero ese es también el paradigma que corresponde a la vida del cristiano. Si un cristiano, desde su Bautismo donde todo comienza, no está dispuesto a dar hasta la sangre por Jesucristo va a llegar algún momento en que corra el riesgo de renegar de Cristo. Si no hay una disposición para el martirio, para este martirio incruento, si no se es capaz de resistir y de oponerse y se pliega a lo que es contrario al Evangelio porque lo hacen todos, ya se corre el peligro de traicionar al Señor. ¿Y por qué no lo hago yo? Porque Jesús me dice que no, porque eso que se propone o que hacen todos va contra los 10 Mandamientos, contra del Sermón de la Montaña, contra el Evangelio, va en contra de lo que hicieron los santos”.
“Consideremos -dijo finalmente- lo que pasa a nuestro alrededor y, confiando en la gracia de Dios, retemplemos nuestro espíritu, porque a unos y a otros en una ocasión importante, o en una más pequeña y cotidiana, se nos va a imponer la necesidad de dar testimonio”.+
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