Mons. Martínez: “La esperanza nos compromete”

Mons. Martínez: “La esperanza nos compromete”

Posadas (Misiones) (AICA): El obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, reflexionó sobre la esperanza y destacó que este “don de Dios” debe llevar “a participar, comprometerse, testimoniar, anunciar, denunciar”. El prelado afirmó que la esperanza “nos compromete a ser protagonistas, nos reclama transformar el mundo”.
El obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, destacó el deseo de “activarnos en la esperanza”, un “don de Dios” que nos anima en medio de tantas situaciones que desalientan y recordó el desafío pastoral de este año que es la familia.

“Si bien hay tantas situaciones que tenemos que agradecer en relación a la familia, también sabemos que hay muchos sufrimientos, tanto por las divisiones que se dan cuando se ponen en crisis los vínculos de los matrimonios, problemas en las relaciones de los padres con los hijos, como por las situaciones económicas que padecen tantos hogares, sobre todo cuando sus miembros no consiguen trabajo o tienen trabajos frágiles”, expresó el prelado.

Monseñor Martínez lamentó la falta de trabajo y estudio de muchos jóvenes. “También cuando en tantos hogares se instala el flagelo de la droga hasta en niños y adolescentes, nos preguntamos si estos problemas interesan a la sociedad solo para tenerlo como noticias o para asumir estos males para erradicarlos con responsabilidad y esperanza”, cuestionó.

“La esperanza es creer que las cosas pueden mejorar porque la vida triunfa sobre la muerte. La esperanza debe llevar a participar, comprometerse, testimoniar, anunciar, denunciar, pero no mentir hablando de solidaridad y escondiendo los más bajos intereses”, aseveró.

Por ello, el obispo de Posadas afirmó que para el cristiano “es fundamental pedir a Dios ser sostenidos por la virtud y don de la esperanza”. “La esperanza es un don de Dios. Es tener desde la fe la certeza de que Cristo resucitó, que la vida triunfa sobre la muerte. Es esperar el encuentro definitivo con nuestro Padre Dios, esperar su abrazo”.

“Pero esta esperanza, lejos de proponernos una espera pasiva, reclama un compromiso activo en la realidad que nos toca vivir”, exhortó y añadió: “Ese don de la esperanza nos compromete a ser protagonistas, nos reclama transformar el mundo”.

Para finalizar, aseguró que la esperanza nos compromete a evangelizar y humanizar “el vasto y complejo mundo de las políticas de la realidad social y de la economía, como también el de la cultura, de las ciencias y de las artes”. “La mediocridad egoísta y mercantil daña la esperanza. Pero la esperanza y la vida siempre triunfan sobre las desesperanzas”, concluyó.+

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