Mons. Frassia: “La Palabra y la Eucaristía nos permiten ser encontrados por el Señor”
Durante la jornada, dedicada especialmente a la catequesis de niños, el obispo se dirigió a los presentes y destacó la importancia de “reflexionar y meditar lo que significa para nosotros la Palabra de Dios y el Encuentro con Jesucristo”.
Monseñor Frassia consideró importante “que afirmemos que Cristo -que pasa por la cruz- gloriosamente es resucitado y toda nuestra vida tiene que llevar la semblanza de Jesucristo, del crucificado, del resucitado”, para que “nos demos cuenta de que la doctrina que seguimos no es una doctrina nuestra, es al Señor a quien seguimos. No seguimos un concepto, una idea, sino que seguimos a la misma persona de Cristo Jesús”.
“La Palabra de Dios nos saca de la ignorancia y nos nutre en la fe. Quien escucha la Palabra silenciosamente y con un espíritu creyente, tiene la vida de Dios”, señaló el prelado, y consideró fundamental tener acceso a la Palabra de Dios para no permanecer en la ignorancia, para no ser egoístas ni estar en esclavitud, para no ser individualistas y para vivir en la libertad de los hijos de Dios.
“La Palabra es el verdadero alimento que nutre nuestro espíritu y un catequista tiene que tener un asiduo contacto con la Palabra de Dios, porque la Palabra de Dios es vida”, sostuvo.
El prelado explicó que la Eucaristía es el sacrificio de Cristo,” pero es la prueba contundente de ese amor que jamás claudicará de la humanidad. Donde Cristo amó tanto, tanto, tanto al mundo, que se entregó por él y que nos dio su amor”.
“La Escritura, la Palabra y la Eucaristía, son la sustancia esencial para un verdadero cristiano, para un buen catequista. Dificultades, tensiones, incomprensiones, problemas no faltarán, pero ciertamente sabemos que la Palabra de Dios y la Eucaristía, son el contacto que nos permite ser encontrados por el Señor”, enfatizó el obispo.
En referencia a la misión de los catequistas, monseñor Frassia afirmó que “cuando uno es encontrado por el Señor, sabe que su vida ya no es para sí, porque somos para Él y así nuestra vida será asemejarnos y parecernos a Él. Cristo viene a enseñarnos que, teniendo esa vocación, tenemos una misión que cumplir. Decir de Cristo, hablar de Cristo, mostrar a Cristo, indicar dónde está Cristo y que el Evangelio entre en las raíces más profundas de nuestra vida y de nuestro ser”.
Con hincapié en los niños, el prelado advirtió que “entienden más de lo que podamos imaginar. Están más abiertos a la gracia de Dios y captan lo simple, lo profundo, lo esencial. Les faltará quizás el desarrollo lógico, racional, de lo que significan las argumentaciones, pero captan las cosas esenciales y ‘sólo se ve bien con el corazón’, con lo simple. No pensemos que un niño no es hábil o no es capaz de recibir la gracia de Dios, o la Palabra de Dios. ¡Sí, son capaces de recibirlos!”, aseguró.
Monseñor Frassia aclaró que “la vida cristiana no se reduce a lo sacramental, pero ¿quién piensa que lo sacramental puede agotar todo? Fundamentalmente los sacramentos son la presencia de Dios que nos abre a la identificación con Jesucristo, el crucificado y el resucitado; es decir el Señor”.
Para finalizar, pidió al Señor “que nos ayude a enseñar, a comunicar, a decir todo lo que la Iglesia quiere decir de Jesucristo” y a la Virgen “que nos ayude a escuchar con mayor atención y a responder con mayor prontitud”. Si uno aprende bien, enseñará bien, concluyó.
Texto completo de la homilía. +
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