Jornada Mundial del Enfermo: “La vida es sagrada y pertenece a Dios”

La Plata (Buenos Aires) (AICA): “La vida es sagrada y pertenece a Dios, por lo tanto, es inviolable y no se puede disponer de ella: la vida debe ser acogida, tutelada, respetada y servida desde que se inicia hasta que termina”, expresó el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Salud y obispo auxiliar de La Plata, monseñor Alberto Bochatey OSA, en su mensaje para la XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, que la Iglesia celebra el martes 11 de febrero, en la festividad de Nuestra Señora de Lourdes.
“Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y yo lo aliviaré”, es el lema que guía la XVIII Jornada Mundial del Enfermo, que la Iglesia universal celebra el martes 11 de febrero, en la festividad de Nuestra Señora de Lourdes, y en la Argentina se vuelve a celebrar en esta fecha.

En este contexto, el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Salud y obispo auxiliar de La Plata, monseñor Alberto Bochatey OSA, envió un mensaje a la comunidad en el que expresó: “Jesús es nuestro alivio y consuelo, es el que sabe mirar de verdad y en verdad, la humanidad herida, sin descartar a nadie y entregándose con su propia vida”.

Citando el mensaje del papa Francisco, que dice a los enfermos que ellos “cansados y agobiados, son los que atraen la mirada y el corazón de Jesús”, les dijo que “en Él se encuentra la fuerza y la luz para esos momentos de la ‘noche’ del cuerpo y del espíritu”. Les recordó que la Iglesia quiere ofrecerles a los enfermos “la casa donde encontrarán a quienes les ayuden a llevar la cruz y curar las heridas convirtiéndolas en ‘claraboyas’ por las que se puede ver el horizonte, más allá de la enfermedad”.

Los voluntarios de la pastoral de la salud deben ser “descanso y consuelo para los demás hermanos con actitud mansa y humilde, a imitación del Maestro”, dijo el prelado, porque “siempre está primero la persona y luego su enfermedad por lo que nuestras acciones deben tener ‘constantemente presente la dignidad y la vida de la persona, sin ceder a actos que lleven a la eutanasia, al suicidio asistido o a poner fin a la vida, ni siquiera cuando el estado de la enfermedad sea irreversible’”.

En este sentido, destacó que “la vida es sagrada y pertenece a Dios, por lo tanto, es inviolable y no se puede disponer de ella: la vida debe ser acogida, tutelada, respetada y servida desde que inicia hasta que termina”.

Luego se refirió a la objeción de conciencia como “un derecho humano fundamental que ningún gobierno y menos los democráticos, deben limitar, ignorar o prohibir de ninguna manera. Sería un retroceso negacionista de los derechos de los ciudadanos y de la convivencia democrática y plural”, mencionó monseñor Bochatey realzando la defensa de toda vida. Y agregó: “La profesionalidad de todos los agentes sanitarios, animada por la caridad cristiana, será el mejor servicio al verdadero derecho humano, el derecho a la vida”.

Finalmente, el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Salud expresó el agradecimiento “a todos los voluntarios por su trabajo, que suple en muchos casos las carencias estructurales y reflejan la imagen de Cristo el Buen Samaritano”, y saludó a “los enfermos y a sus familiares y cuidadores, confirmándoles la cercanía de nuestra oración, nuestra acción y compromiso humano y pastoral”.+

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