Falleció Norberto Rodríguez, de la Asociación Cristiana de Jóvenes

El fallecimiento de Norberto Rodríguez, secretario general de la Asociación Cristiana de Jóvenes de la República Argentina, acaecido a los 75 años, afectó sensiblemente a quienes lo conocieron y apreciaron su hombría de bien, su sencillez, su espíritu de servicio y generosidad.

Su cargo, que él tomó como una misión en una asociación en la que participó desde chico, le llevó a tener fluida relación con muchas personas e instituciones no sólo de la Argentina sino en el orden internacional.

El sepelio se realizó el lunes 3 de febrero, al mediodía, en el cementerio Jardín de Paz, de Pilar.

Allí el presidente del directorio de la Asociación, contador Eduardo Ibichian, dijo que era lo más duro que le tocó en ese carácter, “despedir a nuestro querido amigo Norberto”.

Lo calificó como “una mente brillante y un ser de avanzada con un pensamiento estratégico puesto al servicio de la YMCA (Young Men Christian Association), no sólo en nuestro país sino en distintos ámbitos internacionales en los que actuó, tanto en la Alianza Mundial como en la Confederación Latinoamericana llevando y desarrollando nuevas asociaciones en el continente”.

Lo calificó como “un verdadero líder, creo que único por sus características, que se formó desde muy jovencito en su asociación, primero como cadete en el Jorge Williams (un programa de trabajo social que llevaba el nombre del fundador de la YMCA en el orden mundial) y luego trabajando en la administración desde los 15 años de edad, destacándose por sus cualidades y valores hasta llegar a ser, en su momento, el secretario general más joven del continente”.

En el cementerio recibieron las condolencias de muchos amigos su esposa, Alicia Belotti; sus hijos Gastón, Gonzalo, Camilo y Facundo, con sus nueras Laura, Shirley y Carolina; su hermano Eduardo (también ligado desde chico a la asociación, donde se desempeña profesionalmente) y otros familiares.

Entre otros, asistieron el ex embajador ante la Santa Sede Carlos Custer; el periodista José Ignacio López, autoridad de Casa Común, entidad en la que participó Rodríguez; el pastor bautista Tomás Mackey; el arquitecto Raul Beati, que presidió la Asociación entre 1990 y 2005, y el contador Horacio Rodríguez Penelas, administrador general de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Esta casa de altos estudios tiene un convenio con la Asociación Cristiana de Jóvenes, por el cual esta entidad está a cargo del área de deportes de la UCA. Además, suele ser sede de los encuentros anuales que organiza la Asociación Cristiana sobre Valores, Pensamiento Crítico y Tejido Social, que en octubre de 2019 realizó su XVIII edición con el tema “Deudas de la política con la sociedad: Educación, salud, trabajo y hábitat".

La YMCA se inició en 1844 en Londres y en 1902 se constituyó en Buenos Aires en un salón de una iglesia metodista. Con una impronta protestante en su origen, es no obstante una entidad no confesional, ecuménica, interreligiosa, plural y abierta. Las bases señalan que estas asociaciones buscan unir a aquellos jóvenes que considerando a Jesucristo como su Dios y Salvador, de acuerdo a las Sagradas Escrituras, desean en su fe y en su vida ser sus discípulos y trabajar juntos para extender el Reino de su maestro. Y señalan como valores del Reino la justicia, el amor, la paz y la solidaridad. La identidad cristiana no es óbice para que personas de otras expresiones de fe participen plenamente de sus programas y actividades.

La entidad, de alcance nacional, tiene su sede en un edificio de diez pisos y dos subsuelos inaugurado en 1938 en Reconquista 439 de la ciudad de Buenos Aires. Cuenta con dos piletas climatizadas y varios gimnasios. Allí se desarrollan actividades deportivas y culturales, y funciona el Instituto Universitario YMCA. Solamente en el área más cercana la Asociación tiene un campo de deportes en Villa Soldati, un colegio con jardín de infantes, primario, secundario y formación profesional, en Villa Madero, La Matanza, y un centro de formación profesional en Avellaneda.

En 2002, al cumplir cien años en el país, el entonces arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Mario Bergoglio, presidió un acto de oración en la catedral de Buenos Aires, con miembros de distintas confesiones cristianas, así como del judaísmo y del Islam. Y volvió a presidir una celebración similar diez años después, en 2012. En esta última, Rodríguez, como secretario general, agradeció a Dios "por sus bendiciones e infinita misericordia".

Norberto Rodríguez traducía en sus acciones y en su testimonio ser un hombre de fe, creyente católico. En la capilla del cementerio hubo un rezo y se entró cantando “Juntos como hermanos… vamos caminando al encuentro del Señor”.

Un laico de una parroquia de Alberti presidió las oraciones, pidiendo a Dios que lo reciba en su casa e invocando a María, deseando que sea feliz en la vida eterna que Cristo viene a dar. Leyó la segunda carta del apóstol San Pablo a los corintios, que señala que lo que se ve es transitorio. Dijo que la muerte no tiene la última palabra y explicó a los presentes que nuestra angustia es pasajera, que nos prepara para la gloria que supera cualquier medida de tristeza y de dolor.

En consonancia, el presidente Imichian, al recordarlo en la capilla, dijo: “Es muy difícil expresar lo que sentimos en este momento porque nos embarga la angustia y el dolor por la pérdida física de Norberto, pero ello no afecta la vida eterna. Y él ya está en la presencia de Dios y de la Virgen María, que lo acogerá con su manto”.

Sus hijos Gastón y Gonzalo lo recordaron con afecto filial, agradeciendo su cariño, su impulso a seguir adelante –“siempre nos dio su tiempo”, dijo uno, no obstante sus muchas actividades- , y su ejemplo como esposo, padre y abuelo. (Jorge Rouillon)

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