Mons. Juan Rubén Martínez llamó a ahondar en el camino del discipulado y la misión
“Para esto nos ayuda la aclaración del Concilio Vaticano II, en el documento Gaudium et Spes, señalando la diferencia entre ‘la legítima secularización’ y ‘el secularismo’. Es importante para los laicos comprender esta diferencia para vivir su propia vocación de transformar las realidades temporales en sus ambientes y ser instrumentos de la evangelización de la cultura”, sostuvo.
El prelado precisó que “la legítima secularización enseñada por la Iglesia implica la necesaria autonomía de las realidades temporales. Autonomía de las leyes naturales y la libertad con que Dios nos ha creado. En general cuando tenemos una enfermedad recurrimos a un médico y tomamos una medicina adecuada indicada por la ciencia”.
“Lamentablemente se multiplican las propuestas religiosas que no respetan esto casi obvio de la justa autonomía de las leyes naturales, dando lugar a una especie de proselitismo religioso que abunda en promesas de curaciones, milagros, sanaciones que parecen más un negocio religioso y ofertas de multiconsumo, o bien una alcancía”, advirtió.
“La Iglesia con sabiduría acepta los milagros, pero es muy prudente y exigente para reconocerlos. Sabemos que la evangelización no puede ser una acción proselitista. Un discipulado que nos ayude a madurar nuestra fe, no puede dejar de integrar el dolor, el sufrimiento, la enfermedad, la cruz como parte del camino pascual”, agregó.
Monseñor Martínez precisó que “distinta a esta justa secularización, es el secularismo, el mayor problema a encarar en nuestro tiempo, porque desconoce a Dios, lo omite, ni siquiera lo discute. ‘El olvido de Dios, fundamento último de todo valor ético, conlleva el riesgo de alimentar en los hombres la autosuficiencia y absolutizar el poder, el dinero la mera eficiencia o el Estado mismo’”.
“Con una profunda valoración de la piedad que tiene nuestro pueblo seguimos profundizando en la necesidad de ahondar en el camino de discipulado y misión, buscando que la fe en Cristo, el Señor, implique un estilo de vida y un compromiso que nos lleve a creer, como nos enseña el Evangelio de este domingo que el Señor es ‘el Camino, la Verdad y la Vida’”, concluyó.+
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