“El escenario internacional -en las palabras del Papa- está caracterizado por una notable complejidad de los comportamientos y las acciones necesarias para encontrar el recorrido de paz que disminuya las tensiones. Entre los factores que aumentan los problemas está una economía y una finanza que, en cambio de servir al ser humano concreto, se organizan principalmente para servir a sí mismas y evitar el control de los poderes públicos, los cuales tienen la responsabilidad del bien común, pero son carentes de los impulsos necesarios para moderar los exagerados apetitos de unos pocos”.
“Se advierte luego el crecimiento de la propensión en considerar el recurso a la fuerza no como última ratio sino casi como un medio entre los otros, disponible a ser usado sin una profundizada evaluación de las consecuencias. Otro factor que agrava los conflictos es el fundamentalismo, el abuso de la religión para justificar la sed de poder, la instrumentalización del santo nombre de Dios para hacer avanzar con cualquier medio el propio plan o designio de hegemonía”
“A estas degradaciones y a los riesgos que hacen arriesgar la paz en el mundo, se responde construyendo una economía del ser humano y de las comunidades en las cuales se encuentra situado. ¡El hombre y no el dinero, volver a poner al ser humano como finalidad de la economía! Es necesario entonces hacer frente a las divergencias con la paciencia valiente del diálogo y de la diplomacia, con iniciativas de encuentro y de paz y no con la exhibición de la fuerza y su uso precipitado y desconsiderado”.
“Es indispensable además aislar a quien trate de transformar una pertenencia y una identidad religiosa en motivo de odio hacia todos los otros. A quien de este modo deforme la imagen de Dios se oponga un compromiso coral para demostrar que se honra su Nombre salvando vidas y no matándolas, llevando reconciliación y paz y no división y guerra, con la misericordia y la compasión y no con la indiferencia y la brutalidad. Si se moverá con decisión en este camino, la causa de la paz y de la justicia-condiciones de un equilibrado desarrollo para todos- hará concretos pasos hacia adelante”.
Al final, Francisco pidió a los diplomáticos llevar a las comunidades católicas de sus países su saludo y su aliento para “continuar su testimonio de fe y a ofrecer su generosa contribución al bien común”.+
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