“A veces racionalizamos demasiado la fe y corremos el riesgo de perder la percepción del timbre de esa voz, de la voz de Jesús buen pastor, que estimula y fascina”. Para Jesús “no somos nunca extraños, sino amigos y hermanos”, dijo el Papa.
Sin embargo, “no siempre es fácil distinguir la voz del pastor bueno. Existe siempre el peligro del ladrón, del bandido y del falso pastor”, advirtió.
“Existe el riesgo de estar distraído por el sonido de otras voces”, por eso “hoy estamos invitados a no dejarnos distraer por las falsas sabidurías de este mundo, sino a seguir a Jesús, Resucitado, como única guía segura que da sentido a nuestra vida”.
El Papa explicó que en el Evangelio se presentan 2 imágenes: la del pastor y la de la puerta del redil. “El rebaño, que somos todos nosotros, tiene como habitación un redil que sirve de refugio, donde las ovejas viven y descansan tras el cansancio del camino. Y el redil tiene un recinto con una puerta, donde hay un guardia”.
“Al redil se acercan varias personas. El primero es el pastor, el segundo un extraño que no ama las ovejas. Jesús se identifica con el primero y manifiesta una relación de familiaridad con las ovejas expresada a través de la voz, con la cual les llama y ellas le reconocen y lo siguen”.
“Cristo, Buen Pastor, se ha convertido en la puerta de la salvación de la humanidad, porque ha ofrecido la vida por sus ovejas. Jesús, pastor bueno y puerta de las ovejas, es un jefe cuya autoridad se expresa en el servicio, un jefe que para mandar dona la vida y no pide a los otros que la sacrifiquen”, añadió.
Es “un jefe del que uno se puede fiar, como las ovejas que escuchan la voz de su pastor porque saben que con él se va a pastos buenos y abundantes. Basta una señal, un reclamo y ellas le siguen, obedecen, se encaminan guiadas por la voz de aquel que escuchan como presencia amiga, fuerte, y dulce, que guía y protege, consuela y medica”.
“Así es Cristo para nosotros”, destacó el Papa. “Hay una dimensión de la experiencia cristiana que quizás dejamos un poco en la sombra: la dimensión espiritual y afectiva. El sentirse unidos por un vínculo especial al Señor como las ovejas a su pastor”.
Por último, el Papa pidió que la Virgen María “acompañe a los diez nuevos sacerdotes que he ordenado hace poco y sostenga con su ayuda a los que son llamados por Él, para que estén dispuestos y sean generosas a seguir su voz”.
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