Sínodo: África, matrimonios mixtos y situaciones críticas internas a la familia


Sínodo: África, matrimonios mixtos y situaciones críticas internas a la familia


El Sínodo Extraordinario de los Obispos, convocado por el papa Francisco y que tiene por tema la familia, abrió esta mañana su tercer día de sesiones con el canto de la “hora tercia” en el Aula del Sínodo y a la que el Santo Padre no asistió debido a la audiencia general.

El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, en conferencia de prensa en la cual participaron el rector de la Univesidad Católica de Buenos Aires, monseñor Víctor Fernández, y el obispo africano Ignatius Kaigama.


Además del portavoz en español, el padre Manuel Dorantes, y el de idioma inglés, el padre Thomas Rosica, indicó que la quinta Congregación General se inició con una reflexión del arzobispo escocés de Glasgow, monseñor Philip Tartaglia, que recordó el referendum que se realizó el mes pasado en su país, en donde las posiciones del sí y del no dividieron y polarizaron fuertemente al electorado, que en un 85 por ciento fue a votar, eligiendo por poco más de la mitad, quedarse unidos a Gran Bretaña. Después del mismo se planteó si era posible reconstituir la unidad del país.


Partiendo desde esta idea, y de la carta en la que san Pablo enseña que “el amor es siempre paciente y amable”, se transportó la problemática a los litigios familiares que terminan en separación o divorcio. E indicó la necesidad de que la Iglesia sepa mediar y reconstruir. Y concluyó con un “no podemos fallar en esto”.


Matrimonios mixtos

Los debates se centraron, en primer lugar, en la Iglesia en Medio Oriente y África del Norte. Ambas zonas viven en contextos políticos, económicos y religiosos difíciles que tienen graves repercusiones en las familias. Allí donde las leyes impiden, de hecho, la reunificación familiar y la pobreza conduce a la migración, donde hay fundamentalismo religioso y los cristianos no tienen los mismos derechos que los ciudadanos musulmanes, se plantean a menudo problemas difíciles para las familias que surgen de los matrimonios mixtos.


Efectivamente en estos contextos están presentes y aumentan los casos de matrimonios interreligiosos, los llamados “matrimonios mixtos”. Se afirmó en el Aula que el desafío de la Iglesia es entender qué catequesis ofrecer a los niños nacidos de esas uniones y cómo responder a la incógnita de los católicos que, unidos en un matrimonio mixto, quieren seguir practicando su fe. Estas parejas, según se dijo, no pueden dejarse de lado y la Iglesia debe seguir ocupándose de ellas. Un reto posterior es el de los cristianos que se convierten al Islam para casarse. También, en este caso, es necesaria una adecuada reflexión.


La cuestión no es sólo interreligiosa, sino a veces también ecuménica. Por ejemplo hay casos en que si un católico que contrajo matrimonio canónico no logra obtener la declaración de nulidad, se pasa a otra confesión cristiana, volviendo a casarse en una iglesia que lo permita. En cualquier caso, y sin perjuicio del patrimonio común de la fe, se subrayó la necesidad de tomar el camino de la misericordia para las situaciones difíciles.


Contó este debate con la intervención de un matrimonio mixto de Costa de Marfil: la mujer cristiana y el marido musulmán. De este modo se entendió la variedad y complejidad de situaciones existentes en África, pues en otros países esto no es posible, de lo contrario la mujer tiene que volverse musulmana. Y de las diversas pastorales que esto significa, con las modulaciones destinadas a los problemas pastorales específicos.


Crisis de la familia y crisis de fe

“Se habló -añadió el padre Lombardi- de la luz que la Iglesia lleva al mundo en términos no de faro fijo, sino de antorcha que acompaña al pueblo en camino, paso por paso”. Se recordó también que la crisis de la familia va unida a la crisis de la fe, y que la fe no es adherirse solamente a los contenidos, sino sobre todo una adhesión personal a Cristo.


También se registraron, indicó el director de la Oficina de prensa, que muchas intervenciones subrayaron la confianza en la gracia de Dios, más que nuestras debilidades; así como de la importancia de la oración en la vida familiar. Además hubo intervenciones muy lindas sobre el perdón y reconciliación en familia como otras sobre el amor de Jesús que convierte el corazón.


Misericordia, magisterio y problemas concretos

Otro de los temas fue la fidelidad a la doctrina del magisterio de la Iglesia y la misericordia y los problemas concretos de tantas personas. “Esto fue modulado en diversas intervenciones”, añadió Lombardi, así “cómo proponer la doctrina hoy”.


En cuanto a la cuestión de los divorciados que se han vuelto a casar, se evidenció que el sínodo deberá ocuparse ciertamente de ese tema en su recorrido, con la prudencia que requieren las grandes causas, pero también conjugando la objetividad de la verdad con la misericordia por la persona y su sufrimiento. Hay que recordar que muchos fieles se encuentran en una situación de la que no son culpables.


La familia y los laicos misioneros de la familia

Igualmente se reiteró el compromiso de la Santa Sede que no deja de hacer oír su voz en defensa de la familia en todos los niveles -internacional, nacional y regional- con el objetivo de resaltar su dignidad y de llamar la atención sobre sus derechos y deberes, señalando siempre, como afirmaba Benedicto XVI, que sus “no” son, en realidad, los “sí” a la vida.


Por esta razón, se hizo hincapié en que la Iglesia debe combatir el silencio de las familias en la educación y en la religión porque no hay lugar para la vacilación. Hace falta un compromiso más fuerte en el testimonio del Evangelio y siempre es necesaria la creatividad en la pastoral.


También se habló de la contribución insustituible de los fieles laicos en el anuncio del Evangelio de la familia. Especialmente los jóvenes, los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades desempeñan un servicio de importancia vital, llevando a cabo una misión profética y contracorriente en la época actual.


Escuchar a los laicos y creer más en ellos es, por lo tanto, esencial, porque es en ellos y con ellos, donde la Iglesia puede encontrar respuestas a los problemas de las familias.


Los problemas sociales y económicos que atacan a la familia

Otro tema afrontado fue el de la precariedad laboral y el desempleo. La angustia por la falta de un trabajo seguro crea dificultad en las familias, así como la pobreza económica, que a menudo hace que sea imposible tener un hogar.


No sólo la falta de dinero sino que muchas veces se lo “diviniza” y que las familias se sacrifiquen en aras del beneficio. Es necesario, en cambio, insistir en que el dinero debe servir y no gobernar.


De nuevo se volvió a reflexionar sobre la necesidad de una mayor preparación para el matrimonio, prestando también una atención específica a la educación afectiva y sexual, para fomentar una verdadera mística familiar de la sexualidad. Y se recordó la gran contribución de los abuelos en la transmisión de la fe en la familia.


Siempre, en referencia a las personas mayores, los padres sinodales insistieron en la importancia de que el núcleo familiar acoja, con solidaridad, cuidado y ternura, a las personas de la tercera edad.


La misma importancia debe darse a los enfermos, para acabar con esa “cultura del descarte”, de la que a menudo nos pone en guardia el Papa Francisco.+



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